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Impunidad ante desfalcos: la omisión es la constante en Michoacán

Por: Esteban Patricio M.

Los años pueden pasar en Michoacán y algunos edificios que encierran transas prevalecen sin culpables y aquellos destrozados por la desgracia permanecen sin poder usarse, aunque sean de beneficio para la población, la única constante en el estado es la omisión.

La Real Academia de la Lengua define omisión como “pasar en silencio algo”, y en Michoacán esto se mantiene como una constante que, a los únicos que perjudica es a los pobladores.

EL “TEATRO” DEL TEATRO

Era el año 2009, cuando el gobierno michoacano compró el antiguo Cine Colonial, en el centro de Morelia, junto con un inmueble aledaño.
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Se trataba de un cine cuyos mejores años ya habían quedado atrás y que se había convertido en un sitio de refugio incluso para indigentes y delincuentes que merodeaban por el corazón de la ciudad.

La administración del Gobierno del Estado, encabezada entonces por Leonel Godoy Rangel, impulsó la construcción del que se llamaría Teatro Bicentenario Mariano Matamoros.

Apenas era 2011, cuando la Auditoría Superior de Michoacán (ASM) ya había señalado irregularidades en la ejecución de la obra, pero aun así la obra “continuaba”. En ese entonces se detectó la realización de 42 obras para el Teatro Matamoros, con un monto pagado de 163.2 millones de pesos y 112.8 millones pendientes de pagar a 20 empresas y proveedores.

El proyecto se prolongó por 12 años en total, pues fue hasta febrero del año 2021 cuando por fin abrieron las puertas del recinto renovado. Pero en ese lapso los manejos dudosos proliferaron sin que nada sucediera.

Mientras se “construía” este teatro, pasaron cinco gobernadores en Michoacán, de los cuales uno renunció (Fausto Vallejo Figueroa) y otro fue detenido (Jesús Reyna, gobernador interino); hubo siete alcaldes de Morelia, de los cuales uno también fue gobernador en ese mismo lapso (Fausto Vallejo).

También en ese lapso surgieron los grupos de autodefensa en la Tierra Caliente michoacana y los desaparecieron; el equipo de futbol Monarcas Morelia libró un descenso y luego desapareció al ser convertido en Mazatlán FC; y, se construyó un nuevo libramiento carretero al poniente de la ciudad de Morelia.

Pero del desfalco generado por esta obra, no hay rastros, pues no se ha dado un monto oficial de la cantidad de dinero público usado, porque el proceso de fiscalización de su primera etapa, que se inició cuando José Luis López Salgado era auditor Superior de Michoacán, se dejó prescribir para no ser investigado y evitar así fincar responsabilidades a quienes incurrieron en irregularidades, por un indebido manejo de los recursos públicos.

Dos años después de la inauguración con bombo y platillo, el silencio sobre las transas detrás de sus cortinas, prevalecen.

ESTUDIAN EN CARPAS DESPUÉS DE SISMO

Están por cumplirse los primeros seis meses desde el temblor de 7.7 grados, que sorprendió a seis estados y tuvo su epicentro en Coalcomán, Michoacán.

El cálculo de los daños ascendió a 400 millones de pesos en pérdidas de infraestructura en los municipios afectados tan sólo en Michoacán.

Se trata de análisis centrados en Apatzingán, Aquila, Coahuayana, Coalcomán y Chinicuila, que son los municipios considerados en la Declaratoria de Desastre Natural por el gobierno federal.

Al hablar específicamente de escuelas, 55 planteles siniestrados que requieren una inversión de 92 millones de pesos. Se contabilizó que hay un total de 243 instituciones de nivel básico, medio superior y superior con daños moderados, 26 se reportaron en Coalcomán, 61 en Coahuayana, 19 en Chinicuila, 57 en Aquila y 79 en Apatzingán.

Después de seis meses de este siniestro, se podría pensar que estos centros educativos, que son parte de las necesidades básicas de la población, ya estarían en operación normal, pero no es así.

Las escuelas en el municipio de Coahuayana, en el estado de Michoacán, uno de los cercanos al epicentro del temblor, parecen una fotografía de aquel momento. 

Todavía se pueden ver escombros en el suelo, las paredes fracturadas y los pisos levantados. Hay miedo entre el personal docente y padres de familia ante el posible colapso de los edificios que aún siguen en pie.

Las clases se imparten en aulas improvisadas con lonas y carpas, a veces montadas sobre pisos de tierra y en los que se generan temperaturas de hasta 42 grados centígrados, con las que tienen que lidiar los alumnos.

En reciente entrevista, la presidenta de la Comisión de Desarrollo Urbano, Obra Pública y Vivienda en el Congreso de Michoacán, María Guadalupe Díaz Chagoya, mencionó que hasta el momento no se tiene información de cuándo se restituirán las aulas gravemente afectadas.

La Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) desde el año pasado se desvinculó del asunto, al exponer que se contaba con un seguro para esos edificios; pero hasta ahora no se tiene conocimiento de cuando pueda la aseguradora comenzar la reconstrucción de los espacios educativos afectados.

La educación de cientos de niños queda en un segundo plano,mientras autoridades, aseguradoras y particulares “se echan la bolita” para resolver el asunto.

​Hacerse de la vista gorda en perjuicio de la población apostando al olvido, parece ser la práctica más fácil ante las adversidades y transas en Michoacán, para no variar.

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