REQUIEM POR JOSÉ D LABRA CARBAJAL, ESCRITOR, POETA Y PERIODISTA DE LA TIERRA CALIENTE DEL BALSAS DE GUERRERO Y MICHOACÁN

–HOMENAJE POSTUMO–

Ángel Ramírez Ortuño     /   Huetamo

Con gran pesar y tristeza nos enteramos el año del 2022 de la muerte del apreciado amigo José D’Labra Carbajal, la que ocurrió en el estado de  Querétaro, donde después fue cremado y planeaba su familia llevar sus cenizas a su amado pueblo de Tamákuaro, Guerrero; lugar donde nació en el año de 1930, y deseo que se cumplió el 26 de diciembre del citado 2022, y hasta allá acudieron familiares, amigos y paisanos del célebre escritor autor de la novela “El Guache”, obra que lo colocó en los años setenta en los cuernos de la luna.

   Con un nudo en la garganta, por su ya esperada partida, las penas y  los sentimientos nos golpeaban duro, dado que este año del 2022, fueron  tres los entrañables amigos que partieron a la eternidad; el primero, allá por el mes de julio, fue el profesor  Leonel Santibáñez Torres; el pasado 13 de noviembre falleció el profesor Leodegario López Ramírez, y para el  29 de noviembre partía el alegre, jovial y siempre combativo amigo de mil batallas, D’Labra Carbajal, de la misma forma que hace unos tres años también muriera otro gran amigo, escritor y periodista, Viliulfo Gaspar Avellaneda, y antes, nos ganaba la partida el egregio profesor, poeta y escritor Teobaldo González Palacios, y todos ellos aparecen en la foto de portada, donde sobreviven Virgilio Bermúdez Núñez, Teobaldo González Alvear y este servidor.

 Fue José D’Labra dueño de una pluma rebelde y poética que marcó un precedente en las letras de la Tierra Caliente del Balsas, y ello fue producto de la publicación de su famosa novela “El Guache”, que apareció en los años 70, y en ella logró proyectar una visión de lo que era para él la geografía del entorno terracalentano, y con él un  argumento novelístico autobiográfico de su amarga infancia, cuajada de pobreza y abandono, sin que su madre, una humilde profesora rural, pudiera sacarlo del remoto pueblo de Tamákuaro, su tierra natal. 

 Sin embargo, aquel guachito suriano logra salir del cascaron nebuloso de su raigambre y se lanza a la aventura de la educación apoyado por un mecenas norteño que le cambiará el destino, y así regresa el joven estudiante con otra mentalidad, tan distinta, que solo le permitirá describir con lujo de detalles una radiografía del pueblo de Cutzamala, donde se desarrollara finalmente, antes de irse definitivamente a la Ciudad de México.

Su espíritu rebelde y sus conocimientos básicos de medicina, lo acercaron a personajes como Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, y fue médico particular de Genaro Vázquez, y no le importaba el peligro que corría, y su fama de médico herbolario, curandero, oculista y luchador social lo encumbró a la fama, pero nunca dejó de ser siempre un hombre sencillo, agnóstico, disipado y costumbrista, tal como lo constaté al conocerlo en su consultorio médico de Azcapotzalco, donde era vecino de Viliulfo Gaspar Avellaneda,  éste escritor de San Lucas.

Nuestra amistad creció con los años y nos fundimos en nuestra terracalentanía, de tal forma que al surgir la Asociación de Cronistas de la Tierra Caliente del Balsas, de Guerrero y Michoacán, encontramos otra plataforma para acercarnos con los intelectuales de Zirándaro, Arcelia, Ajuchitlán, Tlapehuala, Coyuca, San Miguel Totolápan,  Huetamo y San Lucas y otros pueblos hermanos y conformar desde entonces una especie de cofradía de “locos sublimes” que creció en poco tiempo, y lograr en particular con D’Labra poner en marcha el Primer Encuentro de Poetas en Huetamo, en el año 2000, mientras ya todos escribíamos en periódicos locales, íbamos a la radio y a Telecable a dar rienda suelta a nuestras propuestas literarias, y a la edición constante de libros y revistas, mientras que D´Labra dictaba conferencias y explicaba sus contrastantes puntos de vista sobre el origen de la humanidad: de la que una vez le oí decir que el hombre descendía del…delfín.

 Después de  “El Guache”,  vinieron varios libros más, pero ninguno logró superar su opera prima, y escribiría, sin descanso, ni paga, en diarios como El Universal, periódicos de Estados Unidos, de diversas partes de la república, con ese estilo irreverente del que  era dueño, y con el que supo ganarse la admiración y respeto de sus lectores, tal como sucedió con “El Despertar de Oriente”,  El Real Huetamo y Tariácuri,  pero su fama creció´ también como médico quiropráctico, y era costumbre anunciar en radio sus visitas para atender a gente que confiaba en él.

D’Labra fue viajero itinerante en Europa, según lo relataba, y afirmaba haber encontrado valiosos informes en museos de España e Italia, y fue también u ejemplar esposo y padre de familia, sobre todo amigo sin tacha, franco y abierto, crítico mordaz e incorruptible, por eso no era del todo bien visto en el entorno regional por los políticos, pero se impuso la sensatez de su periodismo diferente, donde criticaba al gobierno, al sistema, a la iglesia, a la corrupción y a la propia inseguridad regional que determinó suspender sus constantes viajes, por sentir en carne propia esos abruptos cambios sociales de principios de siglo en la región del Balsas.

Testigos fuimos del depósito de  sus cenizas en su natal  Tamákuaro, y sus amigos   lo acompañamos a su morada final, donde una biblioteca lleva su nombre y la gente de ese pueblo lo admiraba por el desbordado amor que profesaba a ese terruño, donde un día filmamos un documental que guardo en su memoria y remembranzas de sus correrías por el legendario “Cerro Prieto”, donde el alguna irreverente ocasión le gritaba al “Diablo” a media noche que si era de verdad un hombre de espolones, se le presentara, cuestión que nunca sucedió.

 Adiós amigo José D*Labra, nos dejaste aturdidos con la noticia de tu muerte, y quedó pendiente la tarea final de investigar como se dice “humanidad” en Purépecha, dado que con ahínco preparabas tu último libro…”El Origen de la Humanidad”, y buscabas con supremos esfuerzos convencer al burocrático y cerrado aparato gubernamental que te facilitaran apoyos económicos, y como sabemos, dada tu férrea fortaleza lograste el objetivo. 

 << Un recuerdo en uno de sus poemas, dice… Desde hoy mía, ya no quiero la vida, ya no vivo sin ti, / pobre ciego de amor en tinieblas  /  quedé al faltarme la luz de tus ojos  /flor de té, flor de té, flor de té…>>

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