Aguacate devora bosques en Zitácuaro

H. Zitácuaro, Mich. – Las plantaciones de aguacate representan para algunos productores un gran negocio económico, pero con un alto impacto ambiental. Ignacio Sánchez Avilés, ambientalista, destacó que ha sido preocupante el cambio de uso de suelo que se ha venido dando en los bosques de Zitácuaro y la región. Principalmente con las plantaciones de aguacate. Sabiendo de antemano que el bosque provee de agua y oxígeno.

Para producir un kilo de aguacate se requieren de dos mil litros de agua y una tonelada ocuparía dos millones de litros del vital líquido.

De manera desafortunada el aguacate a cierta altitud, a dos mil doscientos metros hacia arriba, ya no es costeable su producción. Se queda amarillo, no crece, las condiciones son diferentes, entonces no se vale que se esté tirando árbol maderable, como pino, oyamel, cedro y encino, consideró. Al introducir plantaciones de aguacate, que al último pueden quedarse abandonadas, ya que la producción es muy pobre.

En la actualidad mucha gente está pensando que el oro verde es un producto que se está exportando, de alto consumo, así como su precio es alto. Todo mundo se quiere enriquecer a costa del aguacate, pero se daña el medio ambiente, hay afectaciones en el medio ecológico de esta región.

Agregó que hay varios cerros en el municipio, como el cerro de las Flores, el cerro de la Pachuca, éste último ubicado frente al tecnológico, ya las plantaciones van incluso a la mitad de estos bosques. Esta misma problemática se presenta en las faldas del cerro Pelón, todo alrededor del Cerro Cacique, a un costado del cerro del Molcajete y lo que es en las mesas ubicadas en San Miguel Chichimequillas.

Sánchez Avilés explicó que hacia donde se voltee hay un crecimiento del aguacate, que se ha manifestado de manera muy notoria. Pensando en el futuro, indicó que de aquí a unos 15 o 20 años, se tendrán problemas de desabasto de agua de manera considerable.

Ya se puede observar que ahorita las cuencas donde bajan los ríos, por ejemplo, el río San Isidro y el río San Juan, ya son auténticas zanjas. “Ya no son aquellos ríos con mucha agua y donde inclusive había ranas, acociles, ya todo eso se acabó, porque el agua se utiliza para quehaceres agrícolas”.

En un tiempo previsible a dos décadas se tendrán problemas más graves. Además, estas situaciones ya comenzaron a tornarse complicadas, como es el caso en la comunidad de El Aguacate o la colonia El Moral. A esto se suma la comunidad de Nicolás Romero, donde también han surgido conflictos en estas áreas por el uso del agua.

Indicó que, en lo se refiere a la producción del aguacate, el llamado oro verde se ha convertido en enemigo del bosque. En regiones como Uruapan se tumbaron grandes extensiones de bosque y ahora se han visto deslaves y derrumbes, que es el precio por talar áreas forestales.

Manifestó que además de la flora, también se está destruyendo la fauna, hay especies de animales que se han ido extinguiendo. “Anteriormente se podían observar pájaros carpinteros, tlacuaches, tejones, armadillos, zorras, por mencionar algunas especies y que han sido desplazadas, porque el hombre ha acabado con su entorno natural”.

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