Zitácuaro

Delincuencia juvenil

Delincuencia juvenil

Delincuencia juvenil, es como se denomina a los delitos cometidos por menores de edad. La delincuencia juvenil es un fenómeno de la sociedad actual, que refleja la creciente frustración social que sufren los jóvenes, víctimas de discriminación y exclusión y adoptan estilos de vida violentos, convirtiéndose en inadaptados sociales.

La psicóloga Marlen Hernández Graciano nos explica que la primera causa de delincuencia juvenil es la pérdida de la escala de valores, seguida de la violencia en la calle, trayendo consigo el temor de la población por el incremento de estos grupos.

El estrés familiar, abuso, negligencia, estilo parental hostil, crítico y punitivo. Querer pertenecer a grupos de iguales involucrados en actividades delictivas. El bajo rendimiento y el fracaso escolar.

Sus formas de ocio (TV, videojuegos, Internet) pueden fomentar la violencia y la agresividad, la incomunicación y la pérdida de relaciones sociales. El consumismo o la diversión van desplazando al esfuerzo.

Los hábitos de vida han cambiado y también la actitud de los padres ante los hijos. Los niños pasan cada vez más tiempo solos y ajustados al ritmo que marcan los adultos. A veces se les aparca delante de la televisión. Algunos padres no ejercen su labor: se ha dejado de inculcar valores y no hay criterios educativos. Intentan compensar la falta de tiempo y dedicación a los hijos, tratándolos con cierta permisividad.

La juventud es algo que actualmente toma muchas formas, adquiere distintos sentidos y significados, generando identidades únicas, formas de comportamiento, lenguajes y pensamientos adecuados a los contextos en donde se desarrollan los jóvenes. Es el periodo de la vida en que se pasa de una existencia receptiva a una existencia autónoma y personalizada. Se trata de una etapa difícil y de graves consecuencias para el futuro. Aquí, en este proceso, se fraguan o se malogran muchas metas y éxitos del futuro.

Es necesario que los padres democraticen su relación con los hijos, pero hay que combinar las actitudes protectoras con cierta autoridad para sensibilizar a los menores sobre las normas que se rigen en nuestra sociedad.

No podemos descuidar el rol de padres, que es clave para que siempre puedan tener un consejo oportuno, el apoyo en la crisis y sobre todo cariño, para que no pierdan su condición de hijos y que necesitan ayuda hasta el fin de sus días.

Tenemos que trabajar en prevención y no por reacción, cuando ya está todo consumado, cuando los jóvenes forman parte de pandillas o bandas e inmersos en la dependencia de la droga.

Combatir la delincuencia juvenil no con policías, sino con oportunidades, con recintos recreativos, con orientaciones adecuadas, con afecto y con una mayor inversión de tiempo para ellos. Con un poco de amor podremos rescatar a muchos jóvenes.

Citas al 715 113 87 37.

marlen.hdezg@hotmail.com

Moctezuma Ote. N°29 Col Cuauhtémoc C.P 62506

Zitácuaro Mich.

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