Personaje de la SemanaZitácuaro

Ignacio Chávez Sánchez

H. Zitácuaro, Mich. Ignacio Chávez Sánchez, considerado el padre de la cardiología en México, fundó el Instituto Nacional de Cardiología que actualmente lleva su nombre. Nació en enero de 1897 en Zirándaro, Guerrero.

Sus estudios básicos fueron en Morelia, donde cursó la preparatoria de Medicina en el Colegio de San Nicolás Obispo y que posteriormente, en 1917, se convirtió en la Escuela de Medicina de Morelia y se integró a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Cuando tenía 24 años fue nombrado rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Durante su mandato trabajó arduamente en la formación de los futuros profesionistas.

En 1924 fundó en el Hospital General de la Ciudad de México el primer servicio de cardiología, que junto con el de gastroenterología, fundado simultáneamente, dio origen a la medicina de especialidades en México.

Fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, ocupando ese cargó eliminó el pase automático y aplicó el primer examen de selección a todos los aspirantes, sin importar si eran egresados o no del bachillerato de la Universidad.

Se aprobaron los primeros estatutos particulares de la universidad para investigadores, profesores y empleados administrativos. Reglamentó los estudios de posgrado dándoles su estructura actual. 

Fue autor de trabajos de investigación sobre clínica cardiológica y otros temas médicos, entre los que destacan «La digitalina a pequeñas dosis en el tratamiento de las cardiopatías”, 1920; «Lecciones de clínica cardiológica”, 1937; «Enfermedades del corazón”, 1945; y «México en la cultura médica”, 1947.

Paso unos años dando clases dentro de la Facultad Nacional de Medicina de la Universidad de México, para posteriormente, proseguir con su formación académica en París, Francia, en donde se especializó en la rama de la cardiología.

Durante su estancia en el viejo continente, estudió la organización y funcionamiento de importantes clínicas de cardiología en Berlín, Praga, Viena, Roma y Bruselas, trasladando todo este conocimiento a México, en donde fundó el primer servicio de cardiología en el Hospital General de México. 

Más tarde, en 1944 fundó y dirigió el Instituto Nacional de Cardiología, sin embargo, tuvo que renunciar a su cargo ante las agresiones que comenzó a vivir. 

Esto lo llevó a ocupar nuevamente el cargo de Rector, pero ahora en la Universidad Nacional Autónoma de México, de marzo de 1965 a abril de 1966.

A pesar de las amargas situaciones que llegó a sufrir en su vida profesional, con el paso del tiempo fue ampliamente reconocido tanto por el mundo académico como por el Estado Mexicano, siendo nombrado Padre de la cardiología en México, asimismo en 1976 se le devolvió su cargo como director del Instituto Nacional de Cardiología, el cual fue renombrado con su nombre, lugar en donde entregó sus últimos momentos de vida el 12 de julio de 1979.

Recibió las siguientes condecoraciones, Orden de la Legión de Honor de Francia, 1933, 1951, 1966; Premio de la Ciencia “Manuel Ávila Camacho”, 1945; Medalla de la Ciudad de México al Mérito Cívico, 1945.

Otros reconocimientos fueron la Medalla General Morelos otorgado en Michoacán, 1954; Medalla de oro “Eduardo Liceaga”, 1960; Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, 1961; 

Medalla de oro del American College of Physicians entregado en Atlantic City, 1963; y Medalla “Belisario Domínguez” del Senado de la República, el 9 de octubre de 1975. 

El 27 de septiembre de 1980 fue develada una estatua en el parque que lleva su nombre y que está situado frente al Centro Médico Nacional.

El 22 de enero de 1945, fue nombrado por el Consejo Universitario como uno de los primeros miembros de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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