Zitácuaro

Los organilleros: tradición icónica


Por: Marina Vilchis Herrera.

H. Zitácuaro, Michoacán. – Aunque suele pensarse que el organillo es un
instrumento mexicano, pocos saben que su origen es alemán, siendo uno de los
instrumentos más populares en las plazas y calles.
Con un sonido muy peculiar, esta caja de madera con manivela y puntillas de
bronce llegó a México a finales del siglo XIX, para convertirse en una de las
tradiciones más populares que ha perdurado hasta nuestros días.
En entrevista para “El Despertar”, José Alfredo Flores, organillero músico callejero,
nos explicó que este instrumento fue introducido por empresarios, circos y ferias,
los que compraron los primeros organillos en México.
Durante el Porfiriato estos se volvieron populares, ya que se utilizaban como
fuente de trabajo o bien para dar serenatas. Además, durante la Revolución se
usaba para fusilar a las personas y después fue utilizando en la época del cine
de oro, con artistas como Jorge Negrete, Javier Solís y se ha convertido en una
tradición.
Señaló que, con el tiempo, los organilleros comenzaron a desplazarse por todas
las calles, con el fin de recaudar más dinero, aunque esta tarea no era nada
fácil, dado el peso de los organillos, de hasta 60 kilos.
Indicó que hay muchas personas que valoran esta tradición, ya que, en esa
máquina en particular cada melodía está grabada en 1,200 puntillas y un cilindro
puede tocar ocho piezas, es decir, tiene aproximadamente 9,600 puntillas. Así,
al girar la manivela se reproduce un sonido melancólico y dulce.
Así mismo, José Alfredo manifestó que no es casualidad que los uniformes de
los organilleros, que vemos en la actualidad, tengan un gran parecido a los
uniformes del ejército de Pancho Villa, ya que se dice que un organillero
acompañaba a las milicias para animarlas en cada batalla.
Actualmente, solo existen tres países en Latinoamérica que continúan con esta
tradición: Chile, Argentina y México, siendo nuestro país el lugar donde se tiene
más arraigada esta profesión.
Recalcó que, aunque los organillos dejaron de fabricarse en Alemania después
de la Segunda Guerra Mundial, el gran número de organilleros en México
propició que esta tradición sobreviviera, ya que es un oficio que se trasmite de
generación a generación. Finalmente invitó a las personas a solidarizarse para
que continúe esta tradición, ya que en estos tiempos es difícil mantenerse y
continúen escuchando este tipo de melodías.

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