Rafael Baeza Aguilar


Por: Gabriel Gómez Rodríguez
H. Zitácuaro, Mich. – Rafael Baeza Aguilar, es considerado un promotor e impulsor del deporte en
Zitácuaro. Una de sus bondades fue haber donado un terreno para la práctica deportiva del
beisbol y futbol, en lo que hoy se conoce como campo deportivo Rafael Baeza.
En recuerdo de su 25 aniversario luctuoso, distinguidos zitacuarenses develaron una placa para
recordarlo, el día 29 de agosto de 1983. Con ello, generaciones de deportistas y pueblo en general
reconocieron su loable labor.
La placa fue develada siendo presidente municipal Luis León Bueno Álvarez, con la participación de
dirigentes de las ligas de futbol y beisbol.
La placa a la letra dice: “En este día, de todos y cada uno, el aliento de una plegaria, la vibración de
un pensamiento a su memoria”. La misma se encuentra ubicada en la fachada principal, sobre la
calle Guadalupe Victoria.
Rafael Baeza Aguilar, prácticamente fue zitacuarense, no por nacimiento sino por adopción, al
pasar gran parte de su vida en estas tierras. Fue originario de Uriangato, Guanajuato, y se cree que
se vino a vivir a esta ciudad en las primeras dos décadas del siglo pasado.
Baeza Aguilar, su actividad principal era el comercio. Tenía también algunas mulas, mismas que
utilizaba para comercializar sus productos, como la manta o el piloncillo, para dirigirse hacia la
Tierra Caliente y pueblos circunvecinos.
Crispín Duarte Soto, historiador zitacuarense, menciona en su libro “Historia del Deporte en
Zitácuaro”, que el señor Baeza llegó a hacerse de un patrimonio económico, mismo que le
permitió tener una importante fortuna.
Llegó incluso a tener grandes extensiones de tierra, así como algunos inmuebles ubicados en este
municipio. Algunas de ellas corrían de las calles de Benedicto López, por la parte oriente. Así como
Cuauhtémoc y llegaban hasta el río de San Juan Viejo.
Atendía también personalmente en su propio domicilio, mismo que se encontraba sobre
Benedicto López, esquina con Cuauhtémoc.
En la década de los cuarentas Rafael Baeza estableció un negocio de abarrotes, así como un
establo. De manera paralela sembraba y cosechaba en sus tierras maíz, frijol y calabaza. Así

mismo, contaba con un almacén de agua, a la altura de lo que hoy es la calle Abasolo norte, cerca
de la primaria “Moisés Saénz”.
Cuando corría el año de 1947, contaba con la edad de 70 años, en ese tiempo contrajo matrimonio
con la señora Sofía Cruz Martínez. Tiempo después tomó la decisión de donar un terreno para uso
exclusivo de la práctica del deporte.
Esta determinación fue vista con buenos ojos por la sociedad zitacuarense y hasta hoy día han
llegado varias generaciones para participar en la práctica del deporte.
En aquel tiempo se practicaba principalmente el beisbol. El futbol, no era tan relevante.
Dicho inmueble se encontraba cercado con costera por tres de sus lados. Contaba con gradas
hechas a base de vigas de madera, pero no tenía techo.
En un principio el campo deportivo fue cedido a la venta, pero debido a la poca respuesta de los
deportistas, el señor Baeza decidió cederlo en calidad de donación para la práctica del deporte.
Ya en poder de los deportistas, el teniente coronel Gilberto Enríquez Ibarra, como miembro de la
Junta de Obras Materiales, inició su construcción.
Los trabajos comenzaron con la edificación de dos bardas, una de ellas que da a la calle de
Cuauhtémoc y una segunda que da a la calle de Guadalupe Victoria.
Los materiales utilizados fueron adobe, madera y concreto para las gradas. Madera y láminas para
el techo.
Para recaudar fondos el teniente coronel Enríquez organizó diferentes eventos y de esta manera
invertirlos en ese inmueble.
Fue hasta el año de 1954 cuando se hicieron algunos trámites en lo relacionado a la escrituración,
de esta manera los terrenos fueron cedidos al Ayuntamiento.
Durante mucho tiempo el campo Rafael Baeza fue utilizado para actividades cívico literarias y
festivales artísticos. Los desfiles cívicos terminaban ahí.
También fue escenario de cierres de campaña. En la actualidad es la sección en la que los votantes
pueden emitir su voto en las jornadas electorales.
En las décadas recientes fue utilizado para hacer bailes y dar cabida a artistas de música popular
mexicana.

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