Reciben adultos mayores e indigentes alimentos sin costo
Zitácuaro, Mich.- Son pasadas las 9 de la mañana, de este día viernes, cuando un grupo de mujeres se alistan en la cocina para preparar un total de 40 platillos, que más tarde se entregarán (a las 14 horas) afuera de la instalaciones del Hospital General de esta ciudad y ofrecerla de manera gratuita a quienes se encuentran en la sala de espera o en las banquetas para recibir noticias de sus enfermos.
De igual manera, en la casa marcada con el número 43, de la calle Morelos norte, se localiza el comedor llamado “Compartiendo Bendición”, donde de lunes a viernes acuden adultos mayores y personas que no tienen un hogar para tomar un alimento.
El alimento es preparado por un grupo de mujeres que de manera filántropa lo elaboran, únicamente haciéndolo de manera generosa, noble y altruista. Lo hacen para agradar a Dios. Su meta es ayudar al prójimo y sobre todo a aquellas personas que no tienen en su bolsillo dinero para comprar alimentos o que ni siquiera tienen un techo donde dormir.
De igual manera se ofrecen almuerzos o comidas para quienes deseen colaborar económicamente; es decir, asimismo se ofrece el menú al público en general. Al lugar también acuden empleados o empleadas de las maquiladoras que se ubican sobre la calle Morelos.
No faltan tampoco aquellas personas que se dedican a la recolección de envases de plásticos y cartones, algunos incluso pasan sus bolsas con sus botellas o cartón y luego se sientan en el comedor y enseguida les sirven su alimento.
Al lugar llega siempre María del Carmen, la de los ojos azules, a solicitar el alimento. Es aquella mujer que en algún tiempo vivía entre los escombros y la basura y que se gana la vida de la caridad o de las monedas que la gente le regala. A “La Carmelita”, como le llaman cariñosamente algunas de sus conocidas, la reciben con mucho cariño y afecto.
También llega puntual a la cita don Serafín, el hombre que al parecer es sordomudo y que se dedica a la recolección de desechos. Llega saludando, a su manera, a los ahí presentes. Luego pasa al lavabo, toma un jabón y se lava sus manos, se sienta plácidamente a tomar sus alimentos y luego a quienes están cerca de él les hace la “platica” con sus manos (ademanes).
“Compartiendo Bendición” estará por cumplir un año desde su creación y tan solo en un mes se reparten hasta más de mil platillos, la mayor parte se canaliza al Hospital General, una porción de alimentos se entrega en el comedor y otra se vende para obtener alguna recuperación.
Esto ha sido gracias al trabajo de mujeres y hombres que han tenido los deseos de ayudar de manera solidaria a quienes menos tienen, desde cocineras, asistentes, voluntarias (os) y personas que acuden a brindar su ayuda económica o en especie. Todo el trabajo ha sido para “agradar a Dios” antes que nada y sirviendo a la comunidad.