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SINOPSIS POLITICA 1147

DEFRAUDA EN MICHOACÀN Y AHORA OPERA PARA MORENA

   Hemos sido insistentes en señalar la predilección de MORENA por reciclar basura, recibir con los brazos abiertos, honrar y dotar de privilegios a los delincuentes que han saqueado a los contribuyentes y ultrajado a la sociedad desde otros partidos políticos.

   Desvergonzados que se sirvieron de sus institutos partidistas de origen, se enlodaron, pero al emigrar se creen castos y honestos, lanzándose contra sus antiguos correligionarios, a pesar de traer la cola más larga y pestilente. Aún así MORENA los prefiere sobre ciudadanos libre pensadores, auténticos izquierdistas y sin pasado, ni antecedentes “tormentosos”.

   Por lo antes expuesto no resulta extraño que las leyes de Michoacán estén a punto de alcanzar a Fidel Calderón Torreblanca., insólito es que la autoridad responsable haya sido tan tolerante y tardía para actuar:

   De acuerdo a la publicación del diario de circulación nacional: El Universal, difundida ayer viernes, el diputado federal del PRD y uno de los principales operadores de MORENA en Michoacán y Estados Unidos, Fidel Calderón Torreblanca, desde el mes de mayo fue denunciado por la Contraloría Estatal por la comisión del delito de peculado, acusado de malversación de fondos e irregularidades al erario de Michoacán, por alrededor de 211 millones de pesos, durante su ejercicio como Secretario de Gobierno de otro neo morenista, Leonel Godoy Rangel, en 2011.

   De acuerdo a la versión del órgano fiscalizador, se responsabiliza de “distraer” 69 millones de pesos directamente al líder “izquierdista”, Fidel Caldero Torreblanca. Obviamente, como es común, él jamás admitirá que es un vulgar ladrón y buscará a quien culpar, siendo siempre el centro de los ataques de los políticos delincuentes, aquellos que los descubren o denuncian.

   Incluso, habrá algunos despistados y aliados del denunciado que argumentarán que la querella presentada contra el ex Secretario de Gobierno obedece a revanchismos políticos, ocasionados por su adhesión al proyecto de AMLO, que se trata de una persecución o represión política.

 Y aunque así fuera, si se justifica, si se tiene la habilidad de acreditar la responsabilidad penal y se posee la inteligencia de esperar el momento oportuno para capitalizarse electoralmente, enviando a políticos saqueadores y delincuentes a cárcel y recuperar para las arcas públicas lo que han robado ¡bienvenida la bendita persecución y represión!

   Afortunadamente son muchos más los ciudadanos que aplauden cada acción que se realiza en contra de políticos indecentes, sobre todo cuándo de aplicarles la ley se trata, y exigirán que ya encarrerado el gato, le reviente la madre a todos los ratones –literal-. Investigando, desde Tinoco Rubí, que se cree inmaculado; pasando por el nieto del Tata, que demostró que hasta los ricos son muertos de hambre, más voraces e insaciables con los bienes ajenos que un indigente; siguiendo con Leonel Godoy, el más perverso y desalmado de todos (sólo superado por Alfredo Castillo) y concluyendo con Fausto Vallejo, Jesús Reyna y Salvador Jara.

                                            NO SE VALE HACER LEÑA DEL ÀRBOL CAIDO

   Si trasladamos la anterior sinonimia al plano real, nos daremos cuenta que los políticos están muy lejos de ser árboles, que dan vida con su oxígeno y embellecen paisajes; más bien en la mayoría de ocasiones se trata de vulgares ladrones y delincuentes, que usan el poder público para robar, enriquecerse y asesinar, no sólo las esperanzas de los pueblos que gobiernan, sino arrebatando la vida de sus gobernados.

   Luego entonces, a los políticos descubiertos en sus fechorías y hundidos por sus propios actos, no se les puede comparar jamás  con un árbol caído. Más bien se trata de una lacra menos, que no merece la mínima consideración, ni respeto.

   Casos como el del presidente de Jungapeo, acusado de secuestro y asesinato, es una muestra de la maldad que anida en la clase política y que, como si fuese contagiosa, se manifiesta en la mayoría de representantes populares y servidores públicos. Ahí tenemos, por ejemplo, al alcalde de Ocampo, denunciado por hostigamiento sexual, corrupción, desviación de recursos públicos y, no obstantes dichos antecedente, ordena a sus subalterno intimidar a los ciudadanos del municipio que se manifiestan en su contra, ultrajando el derecho a la libre expresión de sus gobernados.

Seguramente algunos mandatarios se vuelven arrogantes e incurren en conductas antisociales motivados por la impunidad, al cerciorarse que sus antecesores continúan gozando de absoluta libertad, despilfarrando el producto del botín hurtado con toda despreocupación. Como sucede con Juan Carlos Campos Ponce, quien a pesar de las múltiples evidencias que ratifican sus depravaciones, algunos legisladores locales consideran un éxito rotundo lograr otro posible decreto de inhabilitación en su contra, cuando desde hace mucho debe estar en prisión, obligado a devolver a los zitacuarense el producto de sus rapiñas.

              EL CASTIGO ES CULPA DE LA VILEZA PERSONAL, NO DE LA APLICACIÒN DE LA LEY

   Resulta indiscutible que el núcleo familiar es la principal fuente creadora de valores; sin embargo también lo es la sociedad, junto con todas las instituciones privadas y públicas del Estado. Luego entonces, la transmisión de valores no es competencia exclusiva de las Secretarias de Educación y grupos religiosos, si no de la comunidad en general, que debe asumir un compromiso más firme en la formación de una mejor sociedad, pero sobre todo es una obligación irrefutable de nuestros líderes, particularmente políticos, que deben guiarnos con su ejemplo de pulcritud.

   Porque cuando nuestros gobiernos (que legal y moralmente están obligados a procurar justicia, desarrollar educación de calidad, promover cultura, crear magnificas leyes), reflejan nula solvencia moral para dirigir la vida pública, se cae en una profunda crisis social y política de consecuencias desastrosas para todos. Pues la falta de credibilidad en nuestras autoridades, funcionarios y servidores públicos, conducen a la sociedad a la frustración y al fomento de antivalores, que van incrementando el repudio al gobierno y al mismo tiempo se alejan del civismo, altruismo y solidaridad.

   La politiquería, que es el rostro descompuesto de la política, ha venido minando la idiosincrasia y el sosiego ciudadano, por lo que sería una verdadera tragedia que por desilusión y desengaño, a nadie le importe hacer las cosas correctas, porque sientan que nadie hace lo adecuado.

   Este razonamiento se está socializando en el imaginario colectivo, cansado de tanta corrupción y deshonestidad por parte de nuestra clase política.

   Muchas instituciones públicas, que deben ser el mejor ejemplo de transparencia en el uso y manejo de los recursos públicos, se han visto salpicadas de corrupción.

   La partidocracia y los politiqueros han sustituido la política, que representa el arte del buen gobierno, por una analogía de corrupción, chantaje, saqueo y ahora también de muerte, no solo de las esperanzas de la ciudadanía, sino de la vida misma. Por lo que se hace urgente que sea la sociedad la que profundice los cambios que requiere su entorno, realizando una reconstrucción, no de la cúpula del poder hacia abajo, sino de la base hacia arriba, en la que nuestra sociedad se auto eduque sobre una nueva plataforma de participación y con plena conciencia ética, impregnada de un espíritu de civilidad, patriotismo y honestidad.

   Rescatar la política de los delincuentes, mejor organizados y más nocivos que el propio crimen organizado.

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