Opinión

Una sociedad bajo la sombra de la corrupción

p. Agustín García Celis

La vida de las personas, actualmente se desarrolla bajo la autoridad de los más fuertes, y es que a diario somos vulnerables ante las decisiones que toman unos cuantos, por decir que no son muchos, pero en la realidad son tantos los que ejercen su gobierno sobre la sociedad. Esta es una gran verdad que muchos sabemos, pero que también padecemos bajo un sigilo forzado, puesto que creemos que es mejor callar, que hablar.

En la voz de algunos se escucha, que la gravedad de muchos de nuestros problemas tiene sus raíces en la corrupción, y aunque por más que queremos separarnos de ésta, siempre surge como parte de la vida diaria, causando conflictos, provocando enfrentamientos, sembrando cizaña en los inocentes y causado muchas pérdidas materiales, humanas y hasta desastres naturales, porque la creación no queda exenta de la corrupción.

Un ejemplo de corrupción: cuantas veces se acusa a los gobiernos en turno de los desfalcos económicos de los bienes del estado; otras veces se acusa a algunos grupos del despojo de bienes inmuebles y materiales de la comunidad; en ocasiones la persona es víctima de la extorsión por las empresas que venden sus servicios. Ni la naturaleza se salva de la corrupción, porque debiera invertirse más en la ecología y no llega el recurso, porque se quedó en manos de unos cuantos, y cuando llega el recurso para la reforestación, llegan las plantas y se presume de muchas campañas para plantar arbolitos, pero nadie se suma para el cuidado de la vida de los tiernos bosques.

Nadie se queda exento de la sombra de la corrupción. Las madres de familia son extorsionadas por el niño cuando lo manda a la tienda: “si voy, pero dame para un chocolate”; el policía que pide mordida, el mesero que se le debe dar propina, el despachador de gasolina que hace bien su trabajo si le das propina y si no es capaz de rallar el coche, como lo hace el limpia parabrisas en los cruceros. La corrupción es un defecto del actuar de las humano, que día a día más se arraiga en la vida de las personas.

Muchas pudieran ser las propuestas para erradicar este cáncer social, pero lo primero es en una buena educación ética, una buena educación cívica. Que aprendamos los valores, que ejercitemos los valores en las cunas de la educación: el hogar y la escuela. Que tratemos cada uno de ir corrigiendo su manera perversa de actuar, y que las grandes propuestas educativas rayen en  la promoción de la persona humana formada  correctamente. Y sobre todo que las instituciones que han sido creadas para el cuidado de la sociedad, cumplan y realicen correctamente sus obligaciones.

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