Estatales

LOS ULTIMOS DÍAS DEL GENERAL LAZARO CÁRDENAS

Ángel Ramírez Ortuño    /   Huetamo

En Huetamo, una familia como la de los Sánchez Pineda, en especial la señora Margot Martínez Sánchez, tuvo el gran privilegio de tratar muy de cerca al general Lázaro Cárdenas del Río y a su familia, por eso, al  curiosear entre su extenso álbum fotográfico familiar, nos llamó la atención una fotografía tomada el día 21 de mayo de 1970 por el ingeniero Carlos Corona, colaborador cercano del general y esposo de Margot.

       Dada confianza y amistad en Huetamo con la señora Martínez Sánchez, informó que tal  foto fue tomada el día en que el hombre de Jiquilpan cumplía 75 años de edad, entre un paraje oaxaqueño de Tonalá y El Cardonal, y donde con una navaja el Divisionario marcó en el tronco de un árbol la fecha de su cumpleaños. 

     -Paradojas de la vida, recalca Margot, a pesar de tener preparado ese día   un banquete para  su cumpleaños, nada se pudo hacer, de pronto cambiaron los planes,  porque      no había ambiente para festejos, reconocimientos ni nada parecido en razón que ese día Cárdenas sufrió una fuerte crisis de agudos dolores que lo mantuvieron alejado de todo contacto en fecha tan significativa.

   – Se apartó de todos y se refugió en un remoto punto de la serranía de Oaxaca, y por ese motivo tampoco acudió a otra comida que  le ofrecían en la comunidad de Chilacahuapan, donde era esperado por autoridades civiles, militares y eclesiásticas, y ese evento quedaba programado para mejor fecha, mientras tanto Cárdenas regresaba a México lacerado por su enfermedad terminal y sería hasta el día 21 de junio siguiente la fecha del  regreso  del General a Oaxaca,  y amable, gentil y caballeroso como siempre,  aceptaba aquella comida pospuesta en su cumpleaños y ofrecida por la huetamense Margot Martínez, dama de compañía de doña Amalia Solórzano, esposa del expropiador del petróleo y originaria de Tacámbaro.

  – Esa fecha fue inolvidable, recordaba doña Mago, como se le conoce mejor en Huetamo, lugar  donde su señora madre doña María Sánchez Pineda inauguró en los años cuarenta  el famoso hotel Palmas, sitio predilecto del general para descansar en sus constantes visitas a Huetamo y sitio  que a veces cambiaba por la tranquilidad y retiro de la casona árabe del centro de la ciudad,  propiedad del migrante y comerciante sirio libanes Julián Abraham Hanna.

  En otra ocasión, en visita a doña Mago en la ciudad de Yautepec, Morelos, donde también residía,  apareció otra inédita foto del General Cárdenas, el testimonio de la memorable cena del 21 de junio, y sobre quienes en ella aparecía;  a un costado de él estaba su señora madre doña María Sánchez Pineda, y a más allá el ingeniero Báez, responsable de la construcción de la carretera nacional México- Toluca- Morelia, mientras que a la izquierda del general estaba el cura del pueblo y detrás de ellos los hijos de doña Mago, y de esa forma festejaban por fin el 75 aniversario del natalicio del famoso michoacano universal.

     Semanas después, Cárdenas aún tuvo alientos para regresar a Huetamo, eso sucedía en el mes de agosto del año de 1970, y se dio el gusto y placer de visitar por última vez la huerta de Tomatlán, un paradisiaco lugar propiedad de su amigo Juan Abraham, y entre otras personas lo acompañaba un periodista de Excélsior y Vicente Godínez Zapién, quien años después sería el director del periódico Cambio de Michoacán.

Herido de muerte, Cárdenas regresó a su casa de la calle de Andes, en Bosques de las Lomas, Distrito Federal, sitio en que gustaba  escuchar de vez en cuando la música terracalenteña  de Isaías Salmerón y Juan Reynoso, y lugar donde finalmente murió el día 19 de octubre del citado año del 70, y noticia que al darse a conocer conmovió al país, pero en especial a los pueblos de Tierra Caliente, donde lo consideraban un apóstol del agua y de los árboles, y donde construyó puentes, caminos y presas y la gente lo amaba.

Muerto el general Cárdenas, la cuenca del Balsas lo recordaría siempre colocando su nombre a parques, jardines, escuelas, calles y avenidas, y en su memoria queda para la posteridad.

CON JUAN ABRAHAM SALGADO EN HUETAMO:

      Cosas de la vida, señalaba Juan Abraham Salgado, en las frecuentes entrevistas  que  concediera a este corresponsal en los años postreros de su vida. 

  Un día, del año de 1929, sorprendido el General al verme  tripulando un carro moderno en el jardín de  Huetamo, en tiempos en que  aún no se conocían las carreteras, se le explicaría  que su padre, don Julián Abraham, había embarcado desde México aquella unidad automotriz, y que el recorrido fue por tren de México a Cuernavaca, Iguala y Balsas, Gro, donde fue bajado del ferrocarril y metido enseguida un barco de maderas de parota, el que  guiado por expertos remeros de Tierra Caliente lo transportó sobre las aguas del Río Balsas abajo hasta el puerto de Ziritzícuaro, donde se tuvo que abrir una brecha para llevarlo en carreta a Huetamo ante el asombro de los lugareños.

    Cárdenas, quien en 1929 era gobernador de Michoacán, recorría a caballo la región de Tierra Caliente y al arribar a Huetamo se quedó maravillado de ver que un joven daba vueltas en el jardín de Huetamo en un carro del año, mientras que él, la máxima autoridad, sólo podía viajar en los lomos de un caballo, pero cuando supo que se trataba del hijo del rico comerciante libanés, Julián Abraham Hanna, sólo atinó a ir a visitarlo y pasar unas horas bajo una hermosa mezquita árabe construida en 1924 en pleno corazón de Huetamo.

   La amistad entre aquellos hombres, Lázaro y Juan permaneció hasta la muerte de ambos, curiosamente dada en la misma fecha; Cárdenas el 19 de octubre de 1970, y Juan lo seguiría el 19 de octubre del 2001. 

En base de aquella relación amistosa de 70 años, el afecto cardenista se multiplicó por  Huetamo, y cientos de testimonios así lo corroboran, y sobre la marcha surgieron presas, caminos, puentes, escuelas, sistemas de agua potable, cerros, parques y jardines arbolados, en especial una alameda, sin embargo el gran sueño cardenista de 1957 para construir en Huetamo sobre la estratégica y angosta avenida Madero Norte, Centro y Sur un estratégico boulevard de 60 metros de anchura, diseñado para cuatro carriles centrales y dos laterales por lado, con zonas arboladas, no pudo ser posible, al enfrentar el pundonoroso General a un grupo caciquil de políticos, comerciantes y terratenientes, quienes además tuvieron la osadía de lanzar a la calle al entonces presidente municipal, el citado Juan Abraham, quien llegó a ese cargo con el respaldo cardenista.

  Existe, por increíble que parezca, hasta tiempos actuales, un marcado rechazo en Huetamo  a la inmarcesible  figura del General Cárdenas, producto ello de un desencuentro político de principios de los años sesenta, luego de que Cárdenas manejara para gobernar a Michoacán de 1962 a 1968 un personaje de su confianza, sin embargo López Mateos impuso a otro, Agustín Arriaga Rivera, y para ello interino un poderoso grupo político con raíces huetameñas, y a diferencia de otros pueblos de la Tierra Caliente del Balsas,  como Altamirano, Arcelia, Tlapehuala, Zirándaro o Tlalchapa, que demuestran desbordado fervor por la imagen cardenista, u otros pueblos michoacanos como Uruapan, Apatzingán o Pátzcuaro, a diferencia de Huetamo solo se localiza un modesto busto cardenista en un recoveco de la plata baja del ayuntamiento.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *