Opinión

“No son extraños ni forasteros”

El verbo integrar: es hacer que una persona o una cosa se incorpore a algo para formar parte de ello. Y esta acción de integrar, también, lo podemos entender con los siguientes ejemplos: «quieren integrar en sus actividades otros sectores sociales; el grupo de simpatizantes está discutiendo la necesidad de integrarse en el partido; los trabajadores industriales se integraron en los sindicatos».
La sociedad actual, enfrente diferentes retos entorno a la integración de todas las personas, ya que el tejido social se ha corrompido y un gran sector de la sociedad se ve relegado, se ve un tanto abandonado y sobre todo, se siente violentado en sus derechos.
Por eso en estos días es necesario, dar una mirada a esta sociedad y pensar cuantas personas viven esta clase de abandono en nuestra ciudad, no con el morbo de buscar culpables y responsables, sino, con la intención de crear diferentes estrategias en la mejora de la calidad de vida de las personas.
Si contáramos cuantas personas viudas viven abandonados, cuantos ancianos que optaron por la soltería viven solos, cuantos enfermos terminales en situaciones deplorables, personas adultas con discapacidades que seguramente viven el rechazo de su familia.
Si analizamos cuantas personas viven en pobreza material extrema, donde se carece de lo necesario para vivir; cuántos niños no pueden obtener preparación intelectual, porque no puede pagar sus estudios; cuantas personas no pueden acceder a un empleo bien remunerado porque no tiene una preparación o porque no se les contrata por su edad avanzada.
Son muchas situaciones las que hoy en día nos hacen reflexionar, y pensar que se requiere la capacidad, tanto en los valores, como en las estructuras de gobierno para ser más incluyentes y promovamos estructuras que integren sobre todo a los sectores más vulnerables en esta situación.
Integrar significa trabajar para que todas las personas, participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales.
Ahí surge la tarea, de que cada ser humano debe ser incluido en el desarrollo social y también, debemos ir formando una sociedad que tenga la capacidad de incluir al otro.
Como escribe san Pablo: «Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios». Así seguiremos encabezando un movimiento que promueva la paz.

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