Opinión

Capitán V (Despertar poético)

* José Luis Valencia Castañeda

Capitán V. ¡Dioses Tiemblen!

Los Itzaes están destinados a desaparecer, los elegidos han llegado, son parte de la tripulación de maestros que se irán al cielo donde reina Kukulcán, la muchedumbre sin guías perecerá, no habrá sacerdotes que les enseñen el temor a Dios, no habrá maestros que los guíen en las reglas del nacer, morir y ayudarse entre ellos, sus vicios los perderán, pronto los dioses serán olvidados y serán carne del turista y el estudioso de la historia, la cuarta raza morirá juntos con ellos. Los dioses temerán al olvido, sin el hombre nada son.

V. ¡Dioses tiemblen!

Itzáes, sus maestros son requeridos,
Estarán a buen resguardo, preparando los regresos,
Cuando la vida madure y sean nuevos nidos,
Cuando los viejos dioses mueran presos.

Presos de ignorancia, presos de abandono,
Presos por falta de fe, faltos de plegarias,
Morirán de olvido, sin el ¡yo perdono!,
Sustituidos, abatidos, ¡lancen fanfarrias!

¡Dioses! ¡Morirán por falta de alabanzas!,
Las llevamos en maleta con nuestra partida,
Ustedes se quedan consigo, ¡Rompan lanzas!
Edzná te camino, desistan su ida.

¡Sus viejos Dioses, se quedan ahítos de muerte y fe!
Con los palurdos, que cumplirán el augurio:
Olvidarlos en la maraña de sus miedos, -lo sé.
Se quedan con su futuro espurio.

Itzaes, no lloren, los dioses somos destino,
Griten porque llevamos maestros por buen camino.
Elegidos somos para perpetuar la fe,
Ustedes vivirán para morir ahítos de sed.

Las eras pasarán a la vista raudas,
Las mentes divagaran, perdidas,
Nosotros seremos del conocimiento guardas,
Almas del amor al futuro henchidas.

Iztzes lloren, la partida del elegido,
Mientras el común muere por desidia,
Sus viejos dioses en el tiempo perdidos,
Morirán entre sin adorar con nostalgia.

El tiempo les traerá otra cultura,
El tiempo es bálsamo que todo cura,
Vivirán hasta la nueva luna,
Cuando el cambio generacional todo cubra.

Morirá Ah Mun, más no el Maíz,
Morirá Ahua Kin, mán no el sol,
Otras luminarias luz darán sin tamiz,
Otros dioses nombrarán polvo y col.

Morirá Chac, más no la lluvia,
Morirá Itzamná, y el cielo seguirá azul.
Moriremos en el cuerpo, el edén es la vía,
Moriremos bajo el agua, tapada la vista tul.

¡Tiemblen dioses! ¡Tiemblen!
Desaparecerán para siempre,
Hay nueva luz al oriente,
Nacerán nuevitos en diciembre.

¡Tiemblen, dioses, tiemblen!
Kukulcán viajó al inframundo,
Donde galas vestirá, luces salen,
En otra raza nacerá de lo más profundo.

Dioses, no se lamenten por el hombre,
Serán para ellos polvo y olvido,
Nuevos maestros regresarán ojos de lumbre,
Para revivir glorias del destino tiovivo.

Serán comida de aparador y nostalgia,
Añoranza de viejos lúcidos,
Que abandonados por un deseo de pertenencia,
Buscarán sus orígenes y destinos.

Dioses lloren, por su altura de pretensiones,
El hombre tiene memoria cambiante,
Se acerca a lo que la memoria planta delante,
Y renombra su fe en ilusiones.

¡Yo!, Kukulcán, El Dios mayor, Venus me asiste,
Maestro de logias, designo la muerte de este pueblo,
Es tiempo de renovar las alianzas, con quien dorado viste,
Rabia e impotencia por su ignorancia tiemblo.

¡Itzaes, solos se condenan al olvido!
Como ustedes lo hicieron consigo,
Renaceré en Cristo, conciencia viva sigo,
En Krisna, Zoroastro o Quetzalcóatl vivo.

¡Itzaes, desaparecerán junto con nosotros!
Lancen aleluyas, o anatemas, la moneda fue lanzada,
Los elegidos han llegado, el mundo ahora son otros,
Perecerán por sus propias pasiones la bondad mermada.

¿Quiénes son tus dioses niños? Pregunta futura
Solo uno, no sé su nombre, augura.
¡Dioses han muerto! ¡Siéntanse liberados!
Los hombres del futuro los han condenado.

Continuará… ¡Decadencia!.. La muerte y desaparición de un pueblo

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