Opinión

Chorros del Varal, Los Reyes Michoacán

Por: Aidé Espinoza

Los Chorros del Varal es un área natural protegida ubicada en el municipio de Los Reyes de Salgado, en el Estado de Michoacán, México.

Son un conjunto de caídas de agua, provenientes de un río subterráneo, de aproximadamente 70 metros de altura, por donde tiene su cauce el Río Apupátaro. En el lugar se puede nadar, pero ha de tenerse mucho cuidado con los peligrosos ríos subterráneos cercanos a la caída de los chorros.

Se encuentra a 17 kilómetros al poniente de la cabecera municipal. Este lugar se declaró área protegida en el año 2007, actualmente la conforman 72.2 hectáreas de superficie contenida en el cajón del barranco, desde el Salto hasta Las Juntas, está en proceso de establecerse el área de amortiguamiento indispensable para toda plaza oriunda resguardada.

Para llegar a este lugar se requieren de 20 minutos de viaje desde la ciudad de Los Reyes; después es necesario descender por unas escaleras que cuentan con descansos, hasta el mirador se puede contar aproximadamente 800 gradas, este es uno de los sitios de ecoturismo que tiene el Estado de Michoacán.

Se cuenta una leyenda sobre este lugar​, según la cual, en un pueblo vecino «Los Reyes», llamado en aquel tiempo Peribán viejo, existió una hacienda donde vivía una joven mujer con una belleza increíble. Era la hija del hacendado, quien siempre sobresalió en aquel pequeño pueblo con casas de adobe, ubicado a un costado de dicha hacienda. Su padre no permitía que ella conviviera con la gente del pueblo, puesto a que él quería un hombre de clase para ella, por lo que las personas sentían mucha molestia y celos por su belleza.

Un mal día, salió la joven mujer a caminar (como era de costumbre) y así contemplar la naturaleza que destacaba en la hacienda, dirigiéndose rumbo al municipio de «Los Reyes». Sin previo aviso, la tierra comenzó a sacudirse con una intensidad tan feroz, que el suelo donde ella estaba (aterrada por el movimiento) comenzó a agrietarse… y de pronto, se abrió. Ella desapareció entre el deslave de la tierra y las profundidades del hueco gigantesco que ahí se formaba, al igual que todo Peribán viejo, donde a su vez se formó un manantial con enormes cascadas.

Cuenta la fábula que, en ese instante, todos quedaron encantados en ese lugar y que detrás de la cascada más alta existe una cueva donde se encuentra la joven mujer hermosa, quien no puede salir caminando porque se ha convertido en sirena. Por tanto, deben cargarla y ahí esperar cada año durante los días de la Semana Santa (que son los días cuando la pueden ver) para que un valiente hombre suba a la cueva cuando la luna está en su pleno esplendor y la saque sobre su espalda, sin embargo, no es cosa fácil, puesto que se dice que hace muchos años un hombre emprendió la tarea de buscar a la joven mujer, pero que esta le puso una condición para poder sacarla de aquel lugar.

Al cargarla en su espalda, él nunca debía voltear hacia atrás hasta cruzar el último escalón que llevaría a la cima del manantial, rompiendo así el hechizo que a todos afectó. Pero en su travesía él no contaba con las voces de aquel pueblo despierto.

En pleno día de mercado gritaban aterrorizados al ver, según ellos, que se llevaba sobre su lomo una enorme serpiente de cascabel. Unos tantos murmuraban sorprendidos y en voz alta, otros más gritaban: «¡Te va a morder! Pero ¡Cómo es que lleva eso en la espalda!, ¡Qué horror!, ¡Ya vieron qué gigantesca!»… Al mismo tiempo y apenas pisó el primer escalón para subir, él comenzó a escuchar el sonido de un cascabel cada vez más intenso conforme avanzaba para poder salir.

 Fue tanta la intensidad del cascabel y tantos los gritos y murmullos de aquellas personas, que llegando a la mitad de los escalones que debía subir, no pudo más y volteó sin pensarlo para lograr ver lo que llevaba cargando, llevándose la enorme sorpresa de no llevar nada ya sobre su espalda.

 La joven mujer desapareció, al igual que las voces que lo acecharon durante todo su trayecto cuesta arriba. Sólo quedó una enorme oscuridad y el temor de todo lo que había vivido. Fue un intento fallido por romper el encanto de aquel sitio.

Se dice que cuando alguien consiga llevar a la joven y hermosa mujer a la cima, todo Peribán viejo brotará a la luz nuevamente y el Peribán de Ramos, como hoy en día se le conoce, será tragado por la tierra en su lugar.

Ha habido hombres que, a lo largo de los años, para probar su valentía ante sus amigos y aventurarse a algo nuevo, han acampado alguna noche, durante el periodo de Semana Santa en Los Chorros del Varal. De esos sucesos se han conocido dichos murmullos de gente que, entre la oscuridad, se ha dado cuenta de su presencia.

A ese lugar no sólo asisten los amantes del ecoturismo, sino todos aquellos que confían en que serán los elegidos por la princesa indígena (guardiana de los Chorros del Varal).

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