Sinopsis Política

SINOPSIS POLITICA 1118

CAMPOS PONCE Y LAS FORTALEZAS QUE LE HACEN IMPUNE

Además de la estela corrupta, que ha contaminado de manera generalizada a la clase política del país, Juan Carlos Campos Ponce, ex presidente municipal de Zitácuaro, para lograr evadir la acción de la justicia ha demostrado (como nadie a la fecha) una destreza impresionante. Primero tejió, “aceitada” con recursos del municipio, una sólida red de protección, constituida por prominentes políticos del ámbito nacional y estatal, así como integrantes de organizaciones delictivas, a los que utilizó para silenciar voces e imponer sus caprichos.

Aparte del dinero público y su ausencia de escrúpulos, la fortaleza más visible del hoy empresario gastronómico, ha sido su aplomo y persistencia  para negar las acusaciones en su contra. Aun cuando éstas estén debidamente demostradas, fundadas y se le restrieguen en el rostro, él las niega. Su habilidad para mentir es asombrosa, lo mismo que la serenidad o despreocupación que muestra ante las embestidas legales, producto de sus excesivos abusos con los gobernados y los bienes ajenos. Frente a los reiterados señalamientos por corrupción, la mentira ha sido su mejor arma.

Es verdad que Campos Ponce no es el único alcalde ladrón, pero si el más hambreado y descarado, sobre todo diestro para salir avante de sus tropelías; primero negándolas, luego justificándose, después aceptando parcialmente su colaboración y finalmente culpando a otros, principalmente a sus críticos y denunciantes. Pero cuando se siente acorralado, incrimina y empina a sus propios amigos y colaboradores. Obviamente a “valores entendidos”.

Por ejemplo, negando, mintiendo y culpando, se auto absolvió de toda responsabilidad penal, cuando, nombrado por Víctor Manuel Tinoco Rubí, entonces gobernador de Michoacán, como titular de la oficina Administradora de Rentas, se dedicó a “legalizar” automóviles americanos (sin ser Secretario de Hacienda) y a emplacar vehículos robados. Cuando se le descubrió, para salir avante, culpó a sus colaboradores y algunos tuvieron que huir.

Después repitió la hazaña como diputado. En esa época los legisladores locales se autorizaron un presupuesto superior a los tres millones y medio de pesos, cada uno, por año, para realizar trabajos de gestión y entrega de apoyos sociales en sus respectivos distritos. Creativo como es, para apropiarse de lo ajeno, Campos lucró con dicho capital y se promovió electoralmente. Negoció (valiéndose de su posición de presidente de la Comisión de Seguridad Pública en la Cámara), con grandes empresas descuentos descomunales al comprarles por mayoreo material para construcción y fertilizante, que él vendía a mitad de precio en el municipio de Zitácuaro, para recuperar la inversión y promoverse para alcalde.

Los zitacuarenses beneficiados con el programa de Campos Ponce, le entregaban el dinero y éste les proporcionaba un vale que posteriormente se canjeaba por material para construcción, abono, paquetes de borregos, entre otros bienes. Pero en algunos casos el diputado no cumplió y cuando se acercaba el momento de las precampañas para la presidencia municipal, los afectados se organizaron para exigir se les reintegrara su dinero. Entonces el señor representante popular culpó a su secretaria y colaboradores, simuló despedirlos y así se liberó de un escándalo. El dinero, los “beneficiados” con su programa no lo volvieron a ver y se fueron con la finta de que los supuestos responsables recibieron castigo, al ser lanzados de su empleo.

DEMANDANTES DE JUICIO POLITICO VENCEN OBSTACULOS

Aunque en el Congreso Local sólo se le acusa de nepotismo, por haber tenido como funcionarios a varios familiares suyos (aunque él sólo acepta que contrató a uno) y por tener en la nómina a decenas de “aviadores” (personas que cobraban sin trabajar, incluyendo familiares cercanos, novias y amigos íntimos, pero ahora incrimina a su director de recursos humanos). Son incontables las conductas delictivas en las que Juan Carlos Campos incurrió como alcalde.

Desde el inicio de su administración fueron constantes las quejas de pobladores de la zona urbana y rural por la mala calidad de materiales que se usaban en la construcción de obras, porque estas quedaban inconclusas o de plano jamás se iniciaron, aunque se reportaban con terminadas. Ante a la presión ciudadana, el gobierno municipal en algunos casos volvía a reprogramar las obras inconclusas y las no iniciadas, pero nunca repuso el recurso que no se aplicó en ellas, ni informó su destino. El colmo de la desfachatez, es que tampoco se terminaban o no se iniciaron de nueva cuenta las edificaciones. En cambio eran constantes los viajes del alcalde al extranjero, dos o tres veces al mes recorría lujosos destinos turísticos.

Conforme transcurría su mandato, se incrementaba significativamente su patrimonio económico y no lo ocultaba, en un mismo día siete costosas propiedades fueron puestas a nombre de su cónyuge e hija, sin contar las que se encuentran en trámite de escrituración o a nombre de hermanas, socios y amigos, que se han prestado como “lavadores” del dinero distraído de las arcas municipales.

Resultaría reiterativo enumerar los latrocinios e ilícitos que en contra de los zitacuarenses y la sociedad en general se cometieron durante el gobierno municipal presidido por Juan Carlos Campos Ponce. Pero basta con aseverar que las acusaciones ante el Congreso de Michoacán son mínimas, comparadas con la realidad de sus ignominiosos actos, pues sólo se le está acusando de nepotismo, “aviadores” y embolsarse las cuotas del ISSSTE, de los trabajadores municipales.

Aunque se denunció en tiempo y forma, los diputados no han informado respecto al peculado y enriquecimiento ilícito, ente otras conductas antisociales practicadas por el ex mandatario. Tampoco se ha notificado la existencia o no de indagatorias derivadas de sus propias declaraciones (es un sujeto con la lengua exageradamente floja), en las que públicamente acepta su colaboración con organizaciones delictivas. Así como el asunto de los “moches”, que afirma compartía con diputados y todo aquel que le “ayudaba” a gestionar recursos para Zitácuaro, ni de sus sociedades con proveedores del municipio, las auto compras, etc. Todo, con el propósito de apropiarse de forma rapaz de los recursos públicos destinados al municipio.

A pesar de que la demanda de juicio político es por irregularidades mínimas (comparadas con la gravedad de otras conductas, que de la investigación podrían quedar al descubierto), las pruebas aportadas por los demandantes han resultado contundentes e inobjetables. Tanto, que han derribado todos los obstáculos de posibles complicidades entre los grupos parlamentarios y superado los dos filtros impuestos por el reglamento del Congreso: la revisión en las Comisiones de Gobernación y Puntos Constitucionales, así como la posterior aprobación ¡Por unanimidad de votos! del Pleno de la Cámara, que decretó, el miércoles pasado, la procedencia de juicio político a Juan Carlos Campos Ponce.

Ahora, será la Comisión Jurisdiccional, que preside Mary Carmen Bernal Martínez, legisladora que representa al distrito de Zitácuaro y conocedora plenamente de los actos de corrupción que se efectuaron en el municipio y que ella misma padeció como regidora, la que determine, de acuerdo a la valoración de las pruebas, así como la gravedad de las conductas antisociales perpetradas por Campos Ponce, la sanción a que se hace acreedor el ex presidente municipal.

                                         VICTOR SILVA ABORDA EL BARCO DEL NAUFRAGIO

El trabajo de los legisladores, incluidos los de su partido (PRI), quienes una vez revisadas las pruebas presentadas han dado la razón a los solicitantes del juicio político, tienen al borde del colapso nervioso al ex munícipe, incrementando su paranoia, haciendo a un lado su fingido estoicismo, soltando nuevamente la lengua para involucrar a más personas, implorando el auxilio de su amigo, socio y muy probablemente cómplice, Víctor Manuel Silva Tejeda, presidente del CDE del PRI. Quien se ha visto obligado a intervenir en su defensa (de Campos Ponce), a pesar del desgaste que ello implica en su carrera por el Senado de la República.

Es del dominio público que Víctor Silva es hechura de J Ascensión Orihuela Bárcenas, a quien se rebeló para disputarle la candidatura al gobierno de Michoacán; lo que no logró, pero consiguió el estigma de traidor.

Después, haciendo mancuerna con Fausto Vallejo obtuvo la presidencia del PRI estatal, pero también le incumplió a Don F parte de los acuerdos y no le hizo el quite ante la controversia del ex gobernador con el presidente del CEN tricolor. Así que Silva Tejeda se debilita, a pesar de ello se sube al ring defendiendo lo indefendible y tratando de rescatar del estercolero a su socio y amigo Juan Carlos Campos Ponce, apostándole a la cercanía que el hacedor de Campos, Víctor Manuel Tinoco Rubí, mantiene con Enrique Ochoa Reza, presidente del CEN priista.

INCONGRUENCIAS DE LOS DIRIGENTES PRIISTAS

   No obstante lo alardeado por Enrique Ochoa Reza, en el sentido de que su partido no tolerará la impunidad y combatirá la corrupción de manera determinante, los dirigentes del PRI no cambian, siguen siendo los mismos fomentadores de la corrupción y encubridores de criminales.

Si a alguien le consta la carrera delictiva de Juan Carlos Campos Ponce, es precisamente a su dirigente estatal y amigo, Víctor Manuel Silva Tejeda. Entre muchas otras evidencias, se encuentra la relación estrecha entre ambos personajes con Ricardo Díaz Soto, aquel joven “empresario” venido de Apatzingán a organizar la Feria de Zitácuaro y que ordenó al entonces alcalde, Juan Carlos Campos, cambiar la fecha de nuestra histórica tradición.

Jamás afirmo lo que no me consta, por eso no les diré quien es Ricardo Díaz Soto, pero pueden averiguarlo escribiendo su nombre en Google. Lo cierto, es que después de desempeñarse como organizador de nuestro máximo escaparate regional, la Feria del 5 de Febrero, que él y Campos cambiaron a Marzo, Don Ricardo se convirtió en uno de los principales operadores de los programas de gobierno de SEDESOL en la región de Apatzingán, cuando Víctor Silva fungía como delegado de dicha dependencia en Michoacán, lo que evidencia la estrecha relación entre los tres personajes.

Hoy ha trascendido que Silva Tejeda está exhortando a diputados priistas para que apoyen a su amigo Juan Carlos Campos, mientras exige a los legisladores que conocen del asunto que se conduzcan con “estricto apego a derecho”, sin inclinaciones partidistas, que protejan y sean indulgentes con su pupilo, aunque este haya dejado en la ruina a Zitácuaro y ofendido la dignidad de los zitacuarenses.

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