Opinión

Atípico (Despertar de la tierra)

Algo está pasando en el universo y se sale de nuestro común entendimiento. En esta columna llevamos dos años testificando los fenómenos que se salen de lo común, el argot científico actual los denomina “atípicos”, sólo para ocultar su desconcierto o desconocimiento. Empezamos a relatar una “atípica” actividad volcánica cuando se despertó el cinturón de fuego, seguida de un “atípica” cantidad de ciclones tropicales, cuando se sucedían hasta 3 ciclones a la vez sobre el atlántico, después una “atípica” cantidad de incendios, cuando se quemaba Portugal, California en Estados Unidos, La Amazonia en Brasil, la reserva de la biosfera en la península de Yucatán en México.

 Una “atípica” cantidad de sargazo en los mares del Caribe, viniendo de zonas poco usuales, unos “atípicos” enjambres telúricos que se sucedieron en Oaxaca y Michoacán, unas “atípicas” nevadas en Nueva York o Europa, lluvias “atípicas” como las sucedidas en España, mareas “atípicas” que inundan playas como en Acapulco, México, mareas “atípicas” de espuma en las playas como en Tabasco, México, muerte atípica de peces que salían del mar en grandes cantidades como en Acapulco, México o las muertes “atípicas” de parvadas de aves en Europa, y ahora tenemos dos fenómenos también con denominación de “atípica”: la muerte de personas por Neumonía “atípica”, derivada del padecimiento producto del Covid19, o la amenaza también “atípica” del avispón gigante asiático.

 ¿A qué se deben tantas situaciones tan “atípicas”? Evidentemente sólo se debe a la consecuencia de algo ¿Pero a qué? Si el calentamiento global sigue su derrotero, sin tomar en cuenta las acciones propias de la inactividad del hombre, la tierra tiene otro calendario, y nosotros tratamos de entenderlo, de seguirlo y de saber ¿Cuál es su objetivo? Evidentemente, si no revisamos la historia, será complicado que no cometamos los errores antaño cometidos ¿Acaso los atlantes ya sabían lo que iba a pasar? O será ¿Acaso que los Lemures ya sabían que esto sucedería? Puede ser que sí, hay evidencias más o menos creíbles de que sí, hay mapas antiguos con información muy acertada, como los famosos de Piri Reis.

 Hay escritos, como el Kybalión, que nos señalan el camino de la rectitud y que se ha transcrito y usado durante miles de años antes de Cristo, o mitos o leyendas que nos señalan que ya había civilizaciones muy avanzadas tecnológicamente en tiempos remotos, de otra manera no se entenderían las maravillosas construcciones de Egipto, México, Perú, Camboya, China o Rapa Nui.

Todas las civilizaciones que nos antecedieron desaparecieron por situaciones atípicas, no sería extraño pensar que la nuestra pase por el mismo camino. Tenemos un ejemplo muy grande en nuestro país, los mayas. Según los expertos desaparecieron por sequías atípicas o extremas. No importa el concepto, la situación es que los mayas desaparecieron, la situación es que declararon sequías atípicas, y lo que estamos viendo en nuestros días, es que los fenómenos son cada vez más atípicos, y que serán tanto que se volverán una nueva realidad, donde el hombre empiece a perecer de manera más rápida culpando a las situaciones, desoyendo a las señales que nos envía el universo.

 Al final el universo, la tierra y los hombres somos un solo organismo, y nada está desligado, así que las situaciones que han pasado esta semana, son atípicas para nuestro tiempo, pero son normales para el tiempo de la tierra, sólo es cuestión de regresar a los clásicos, sólo es cuestión de leer las lenguas antiguas, sólo es cuestión de leer a la naturaleza en su conjunto, de esa manera podemos sortear la serie de situaciones atípicas. Con esta consideración podemos ver que la serie de tornados que están pasando en México, donde no son comunes; las heladas en la zona de Nueva York en plena primavera; las granizadas en Quiroga, Michoacán, en plena primavera, cuando lo común son climas muy cálidos.

Lo que podemos deducir, es que la tierra sigue en movimiento y que no parará porqué es parte de un plan mucho mayor, tan grande que la tierra sufrirá cambios enormes y la sociedad modificará sus patrones de vida de manera obligada, pues su entorno será modificado drásticamente. Vemos que paso a paso se está modificando la mente colectiva. La pandemia, es la exigencia más fuerte que hemos tenido en los tiempos modernos, y nos está poniendo una prueba muy dura, el confinamiento no está en los planes de ninguna persona que sólo anhela la libertad de movimiento, que la libertad la expresa en sólo querer salir de casa y regresar a la hora que cree necesario, no expresa necesidad de tener la libertad absoluta, aquella que trabaja con la mente y que no necesita salir de casa para experimentarla.

 Cuando se tiene la libertad absoluta, le permite al individuo sentirse a sus anchas en cualquier situación o lugar, eso le admitirá sortear los siguientes obstáculos que la vida le pondrá, ya que la pandemia traerá consigo otras más, quizá no sean los avispones gigantes, ni los dragones azules, pueden ser otras con similar funcionamiento a la del covid19,  puede ser una malaria más fuerte, un dengue más mortal, un cólera más letal, lo seguro es que no viene sola, vendrá acompañada con las consecuencias propias de sus sucesos, por lo que veremos a estos sucederse con mayor virulencia y marcando récords cada vez más fuertes, que los convertirán en nuevas listas de situaciones atípicas.

 Así pues, con la llegada de ciclones y tifones, debemos de prepararnos para golpes verdaderamente fuertes. En Asia, en este momento, sufren el embate del primer ciclón tropical, en plena primavera, se han adelantado, mientras las cosechas naturales se atrasan. Algo no está funcionando adecuadamente en la tierra, y quizá sea hora ya de voltear al cielo, la sola acción del hombre no es suficiente para mover tantas energías, la sola actividad humana no tiene la capacidad de modificar los ejes de la tierra, si acaso de mover los climas con la destrucción en masa que hace de los ecosistemas, de ahí no pasa. Tenemos que ser la raza atípica, la que se preparó para el cambio de rumbo en la tierra, debemos aprender de ella, pues de ella vivimos y a ella vamos, pero vayamos en perfecta armonía, eso sería al día de hoy algo atípico, ya qué lo típico sería que no fuéramos en armonía.

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