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SINOPSIS POLÍTICA 1136

BARRALES DEBE DEPONER LA DIRECCION NACIONAL DEL PRD

No en todo lo que hace, pero si en la mayoría de lo que dice, estoy de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador. Especialmente coincido, total y absolutamente, con él cuando afirma que no deben existir gobiernos ni mandatarios ricos, con gobernados pobres; es decir, empleados públicos acaudalados y sus patrones en la miseria. Las “chachas” en la abundancia, derrochando suntuosidades a costa de las aportaciones del empleador.

Menos aún pueden permitirse líderes partidistas con patrimonios poco transparentes; ya que, se supone, que los institutos políticos son el freno, la conciencia, sobre todo moral, que detiene los excesos y genera equilibrios ante los abusos de poder de los gobiernos surgidos de sus filas. Los partidos políticos son pues la fuerza ideológica, la institución que adoctrina sobre el deber del ser en el servicio público.

En el caso de la dirigente nacional del PRD, que se ha demostrado que ocultó información patrimonial de un bien inmueble excesivamente costoso y ostentoso, valuado en alrededor de 20 millones de pesos, cifra que difícilmente una azafata podría reunir con el producto de su trabajo (tengo amistad con dos damas que laboran en empresas de aviación y muy distante se encuentran de poder adquirir un departamento de lujo, siquiera en Zitácuaro, mucho menos en Miami).

Alejandra Barrales Magdaleno debe renunciar de inmediato a la dirección nacional de su partido (PRD) y evitar seguir contribuyendo más al desmantelamiento del mismo.

Pero no debe ser el michoacano Leonel Godoy Rangel quien impulse la destitución de la presidenta nacional del Sol Azteca. Él podría contaminar el proceso de expulsión, máxime si acusa a Barrales de “transgredir” los principios de probidad y buena fe, que es lo que él y sus seguidores en Michoacán exactamente han hecho y continúan haciendo: contravenir los valores partidistas, precisamente los de probidad y buena fe, pero sobre todo los de lealtad y disciplina institucional; pues, no obstante sepultar al PRD con su pésimo mandato, hoy aprovechan su militancia amarilla para seguir infiltrados en el Sol Azteca y desde ahí valerse de los recursos del PRD para apoyar a AMLO y operar a favor de MORENA.

EL NUEVO COMIENZO TOLERANTE CON QUIENES SAQUEARON AL ESTADO Y MUNICIPIOS

Los delincuentes y sus secuaces, que saquearon al estado y municipios, que ultrajaron a los michoacanos y siguen ofendiendo, andan crecidos, sobrados en su arrogancia. La causa: nada ha pasado que los inquiete.

Cometieron cuanto atropello se les antojó y siguen impunes, sin que se perciba la mínima posibilidad de que sean castigados o al menos obligados a devolver el dinero sustraído de las arcas públicas, como lo prometieron quienes hoy gobiernan, cuando andaban de candidatos.

Frente a tal incumplimiento, las esperanzas ciudadanas de ver tras las rejas a los responsables del caos financiero, estatal y municipal, comienzan a diluirse. Mientras el gobierno de Michoacán busca afanosamente la manera de hacer frente a la falta de liquidez, que ellos no ocasionaron. Incurriendo incluso al adeudo para solventar compromisos con proveedores y sueldos de trabajadores y, pese a haber recibido al estado en crisis, ahora es a ellos, a los funcionarios presentes, a quienes se culpa del saqueo y endeudamiento.

Y con cierta razón se le imputa responsabilidad al gobierno del “Nuevo Comienzo”, pues la omisión o tolerancia pueden interpretarse como complicidad pactada, acuerdos para que persista la impunidad, ya que resulta frecuente que la clase política se proteja entre sí de sus depredaciones.

Por ejemplo, Javier Corral Jurado, gobernador de Chihuahua, apenas tiene seis meses en el cargo y ya consiguió orden de aprehensión en contra de su antecesor, César Duarte Jaques (otro Duarte). Apenas lleva medio año en el poder y ya puso a temblar a los poderosos que saquearon a su estado. El principal cabecilla anda prófugo, se echó a correr, otros le siguieron los pasos y andan huyendo. En tanto que, a algunos ex funcionarios de primer nivel, Corral ya los instaló en la cárcel.

Mientras que los funcionarios del Nuevo Comienzo en Michoacán, en año y medio de ejercicio gubernamental, no han demostrado eficacia, ni interés, en brindar los resultados que prometieron en materia de combate a la corrupción e impunidad.

Pero la omisión, para someter al imperio de la ley a los infractores políticos, ha comenzado a envalentonar a otros actores que buscan posesionarse y desplazar a sus adversarios en el poder. Estos aspirantes a candidatos, pese a los antecedentes adversos de algunos de ellos, se han anticipado a enrarecer el ambiente político, realizando campañas de odio en contra de sus opositores, utilizando la agresión directa, el insulto, la descalificación y oposición por sistema a toda acción de gobierno, incluyendo la construcción de obras.

Han abusado de la tibieza del gobierno y la apatía de las autoridades concernientes, al grado de amenazar, a través de las redes sociales, al presidente municipal de Zitácuaro, advirtiéndole que lo van a “levantar” y, aparentando pertenecer a organizaciones delictivas, afirman que ya están aquí (en Zitácuaro) y que viene por él.

Esos mismos personajes están realizando una intensiva campaña de denostación contra los gobiernos estatal y municipal, descalificándolo todo y acusando reiterativamente actos de corrupción, pero sin presentar las denuncias respectivas ante las instancias legales. Tal vez no confían en las autoridades locales, pero existen instancias federales donde pueden acudir a presentar sus querellas y seguramente serán escuchados y atendidos, más aún cuando algunos de ellos pertenecen a organizaciones políticas con fortaleza nacional.

La única forma de frenar la rapiña y castigar los abusos, es la denuncia. No sólo pública, si no ante los organismos competentes. Lo demás son chismes, acusaciones infundadas y berrinches.

Si no denuncian, lejos de lograr sus propósitos de minar a los gobiernos a quienes van dirigidas sus inconformidades, conseguirán efectos contrarios, cosecharán ellos mismos el descrédito; primero, dejarán en el ideario colectivo la percepción de que no poseen las pruebas que acrediten sus dichos; segundo, por la agresividad de la crítica, evidencian un alto nivel de rencor y frustración, tal vez por las derrotas sufridas y tercero, la ciudadanía no quiere más conflictos, está harta de la bravuconería política, tanto que el propio Andrés Manuel López Obrador ha intentado moderar su discurso.

Además, algunos denostadores se están metiendo al centro del remolino, no obstante venir precedidos de delicados antecedentes delictivos. En otros gobiernos, sobre todo priistas, se acostumbraba fabricar delitos, sembrar evidencias incriminatorias para reprimir voces críticas e inhabilitar a los incomodos; hoy, en ciertos casos no es necesario recurrir a esas tácticas, bastaría con actuar y tal vez sólo indagar un poco.

Ciertamente, conforme nos acerquemos al 2018, se intensificarán las descalificaciones y señalamientos por consiga, así como las deslealtades partidistas, demostrándose que muchos actores políticos buscan exclusivamente su proyección y acomodo personal, aunque alardeen preocuparse y luchar por el bienestar del pueblo y ser fieles, a toda prueba, a sus respectivos partidos.

Habrá quienes desde adentro de las propias estructuras del gobierno estatal y municipal trabajarán para los contrarios, embarcándose en una aventura incierta, en busca de ascender en la escala del poder, pero podrían encontrar el ocaso político; pues Michoacán podría convertirse en el único reducto del perredismo nacional, tal vez un sexenio más, aunque lo cierto es que todavía quedan –mínimo- cuatro años de poder a los perredistas, por eso muchos están pensando en el 2018, sin preponderar el 2021.

Otros buscarán desestabilizar, desde el interior, las acciones de gobierno; unos más se dejarán seducir, al grado de engordarle el caldo a los opositores, que no se duermen en sus laureles y participan en todo, incluso intentarán involucrarse en acciones de boicot de obras, aprovechando la inconformidad ciudadana ocasionada por la lentitud para concluir la remodelación de la Avenida Revolución y no consultar a los vecinos para iniciar la realización de nuevas edificaciones y remodelaciones.

Los líderes y militantes de otras fuerzas políticas trabajan con intensidad, se organizan y construyen partido, incluso se dan tiempo para realizar campañas de desgaste de los adversarios, mientras que al partido en el poder (PRD) se le percibe estático. Tal vez todavía saboreando las dulzuras de la victoria y la luna de miel con el poder, sin diseñar ni poner en práctica medidas de contención, ni acciones de reposicionamiento. No se percibe operación, nada más pura declaración triunfalista, pero no actúan subsanando debilidades, ni aprovechan sus potencialidades.

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