Despertar de la tierra



Autor: José Luis Valencia Castañeda

Hay qué prestarle atención
Apocalipsis significa “revelación”, los días que están pasando, son días de
revelación, la oscuridad está siendo desplazada por la luz, el conocimiento está
desplazando a la ignorancia. La gran revelación está por empezar. Aquellos que
no entiendan este paso y el proceso para llevarlo al cabo, tendrán que sufrir. La
ignorancia es sufrimiento, el conocimiento es felicidad, el entender que todo en la
vida pertenece a un ciclo y a una función superior en la que solo somos peones,
que nosotros somos solo un pequeño engrane de un enorme sistema, sin el cual
nada funcionaría adecuadamente, porqué el sistema trabaja integrado.
Podemos imaginar a una maquinaria donde la humanidad es el aceite, con mucho
aceite no funciona adecuadamente, con poco aceite tampoco funciona
adecuadamente, con muchos o con pocos hombres el sistema del planeta se
ralentiza, sin ellos se daña. El hombre es el único ser que necesita reafirmar sus
ideas y su función en la tierra, los animales no lo necesitan, ellos ya vienen
predestinados y preparados para cumplir su función, siempre con fines superiores,
la del equilibrio del sistema.
El hombre generalmente no sabe a qué prestarle atención, su vida ha sido
trastocada por las emociones, la mente del hombre ha dibujado por miles de años
el devenir de la humanidad, la cual ha caído en un bache de degradación enorme,
que lo mantiene ocupado, creando una riqueza que ya está aquí, solo que en su
mente tiene que darle ese valor, el valor de poseer, porqué le genera placer
poseer.
El hombre mismo ha sido su propio depredador, no tiene depredadores externos
de peligro para su supervivencia, ese egoísmo de querer ser el centro de atención,
de estar encima de todos, lo ha obligado a trabajar para otros hombres más
astutos y malvados que usan el poder de sugestión, los manipulan, lo han hecho
creer que el trabajo dignifica, que el matarse en un negocio dignifica. La mayoría
busca desesperadamente encontrar ese trabajo y ese negocio que lo haga ser
feliz y lo haga sentir superior, una vez recibido el premio por sacrificar su vida y se
justifica, porque le dijeron que la felicidad se encuentra en poseer cada día más y
para hacerlo, debe entregar su vida en el trabajo.Cuando llega el día en que ya
nada de eso importa, cuando los años te hacen mesurado, empieza a lamentarse

por aquello que dejó de hacer, lamenta el tiempo que empleo en dedicarse a
almacenar cosas, que ahora ya no le son útiles.
El hombre imagina cosas y situaciones que le provocan ansiedad, no le permiten
enfocarse en lo principal, que es su propio devenir ¿Y qué debe de hacer para
llegar a una vejez plena, satisfecho de sí mismo? Quizá esa sea una de las
preguntas más complicadas de responder, porqué todos tenemos una idea distinta
de lo que es llegar plenos. Algunos solo piden salud, otros dinero, otro posesiones,
otros paz, otros piden familias unidas, otros salud en otros, despreciando la propia,
a pesar de que si todos deseáramos la paz personal y lográramos hacerla real,
podríamos tener un mundo más equilibrado.
Para lograr el equilibrio no se requiere pensar en las satisfacciones del hombre, el
hombre no es el único ser vivió en esta tierra, el hombre no es el único ser vivió en
este universo, el hombre no es el único ser vivió en los siete macro universos, hay
incontables criaturas haciendo su trabajo de mantener equilibrado el universo,
mientras nosotros nos enfocamos erróneamente en nuestro bienestar personal.
Quizá las leyes universales aun no sean del todo comprendidas por la mayoría de
los seres pensantes, porqué toda causa tiene un efecto y viceversa ¿Qué pasaría
por ejemplo sí respetamos a la naturaleza y su entorno a la hora de construir?
¿Seríamos más felices?
Lo primero que se me ocurre, es que, si fuésemos respetuosos de la naturaleza,
no tendríamos las consecuencias que tenemos, como contaminación, basura,
enfermedades, daños en todos los sistemas. Si regresamos al origen de la vida,
donde solo tomemos lo que necesitemos, las cosas serían diferentes. Pero no es
así, no hemos sabido respetar a la vida en su conjunto. Creemos que lo más
importante es la vida humana por encima de toda vida, así nos desvivimos
matando animales, plantas y minerales, creyendo que no habrá consecuencias.
No vemos más allá de nuestra nariz y menos podremos ver si estamos enfocados
en satisfacer unas necesidades que nos crearon aquellos que viven de nuestro
esfuerzo.
Muchas veces, cuando solucionamos un problema en un lado, repercute en otro
de manera favorable, como ejemplo es el efecto mariposa, que un aleteo sencillo
en Asía, puede provocar tornados en América. Así sucede.
Personalmente tengo un ejemplo de ello, hace algunos años conocí a una señora
que rondaba los ochenta años, la saludaba regularmente, ya que pasaba frente a
su casa. Ella se emocionaba contándome las historias de su juventud, la vida dura
que había llevado, así que la vida de ahora no se le hacía tanto. En ese tiempo, en
la mano derecha traía unas erupciones pequeñas que parecían pequeños granos
rojos, no me molestaban, ni se salían de su área, de vez en cuando cambiaban de
piel, sacándome pequeñas escamas, solo se ponían duros, los tallaba y salían las
escamas. Tenía con esas erupciones más de diez años, no eran contagiosas, ya

que regularmente saludaba a las personas de mano, ellas no sentían aversión, ni
manifestaban alguna molestia.
La señora, al verme detenidamente la mano, cierto día me dijo que, con un poco
de epazote morado ahogado en alcohol, untado en la piel, se me retiraban esas
erupciones. Ese día solo escuché y como no me molestaba, lo dejé. Un día 25 de
diciembre, dos años después de que me diera el consejo, las erupciones tuvieron
una crisis, se me inflamaron, me ardían y me daban comezón. Comencé a
rascarme, al poco rato de rascarme, sin afectarme aun, sentí que las erupciones
me salían en los labios. Al verme al espejo, traía un rodete rojo alrededor de la
boca y me empezó a dar comezón y a arder.
Fui a la clínica del pueblo y no había servicio médico, por ser día feriado, en
guardia solo estaba una enfermera, que se le ocurrió fue darme una pomada para
combatir los hongos. Me fui a la casa y me coloqué la pomada, más la comezón y
el ardor no remitían. Cerca de las ocho de la noche recordé y decidí probar la
receta que la señora me había recomendado, busqué el epazote morado y no lo
encontré. En el jardín había una pequeña mata de epazote verde, raquítica y
ajada, con esa decidí hacer la mezcla, fui a la licorería y conseguí una garrafa de
alcohol del barato.
Llegué, corté la rama de epazote y la ahogué en el alcohol, lo dejé doce horas.
Mientras seguía colocándome la pomada, sin sentir mejoría. La cara me ardía
cada vez más, hasta hacerme casi imposible tomar algo caliente. Por la mañana,
me lavé las manos con jabón de lavandería, me sequé, tomé un algodón y
empecé a frotarme en el lugar de las erupciones, parecían más un salpullido que
alguna infección. La piel la tenía roja de las talladas para aminorar la sensación de
comezón, al tocar el alcohol la piel, sentí una sensación de frescura. Intenté
colocármelo en la cara, no soporte el ardor, así que desistí, ya buscaría la forma
de curarme esa zona.
Eran las ocho de la mañana del día 26 de diciembre, una vez empapada la piel
con el alcohol y el espíritu del epazote, la cubrí con la pomada, por si las dudas y
encima un vendaje, así lo hice a medio día y cuando empezó a oscurecer, al
quitarme el vendaje y lavarme la piel nuevamente, noté que ya no tenía ningún
grano, ni ardor, ni comezón. Me extrañó que fuese tan rápida la curación.
Fui rápidamente al espejo y me miré, en la cara no tenía ningún grano. En ese
momento entendí que la sabiduría de las personas es extraña, se manifiesta de
distintas maneras, la medicina alópata no me había sanado, a pesar de que un par
de médicos me había recetado cremas para eso, pero no le ponía importancia
porqué no me molestaba en aquel entonces. Pero hoy, una vez solucionado el
problema, entendí que la naturaleza tiene la capacidad de sanarnos y que, sanado
un área, se sanan otras. Así que, si queremos mantener el equilibrio, no es
enfocándonos en lo problemas sicológicos del hombre, ni en sus emociones, ni en

sus necesidades creadas, la raíz está un poco más abajo en la escala evolutiva,
está en aquello que nos da salud.
Debemos enfocarnos en mantener a la naturaleza sana y aprovechar únicamente
lo necesario, así sanaremos todos los seres. Quizá no sea necesario enfocarse en
curar la boca, sería mejor curar la mano. Quizá no sea necesario curar al hombre,
curando a la tierra el hombre sana. Es hora de ir enfocando nuestros esfuerzos al
ser que nos dará salud, que no tiene pretensiones, ni emociones.

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