Arena suelta

Arena suelta

Por Tayde González Arias

Pura simulación

Cuando se pretende engañar se hace uso de las peores artimañas, que triunfan ante las más inocentes personas que, considerando un rostro amable y suaves palabras, declinan como lo hacen con las caricias que recibe el más galopante y fiero “cuaco” antes de ser montado. A esta experiencia estamos todos expuestos y un paso antes de que nos logren vender cobre con oro, todos los sentidos deben estar alertas cuando se comience con la simulación.
Simular es más que aparentar, se trata de este juego maloso en el que para ganar o lograr metas y objetivos (casi siempre malévolos), se miente con la intención de engrandecer lo bueno que representa algo o alguien, así si quiero ser aceptado en la “clica”, llego y comento ser el más diestro en aquello que sorprenda a los integrantes, o para ser el centro de atención arriesgadamente cuento las más grandes batallas por nadie antes libradas; es decir, se requiere de astucia y talento en el engaño para vender lo que nadie compraría y para hacer de la suciedad limpieza y de lo limpio el más brillante rubí.
Si bien en la vida conocemos a las buenas personas que con acciones afables y buen carácter se han ganado este respeto y reputación, también tenemos a las que, por deberles a la mitad de la colonia, consiguiendo favores que nunca pagaron asesinando a la madre, la abuela y gran parte de la familia, concluyendo en la mentira y por supuesto ganándose la fama de persona tramposa. Sin embargo, esta gente que está y vive siendo identificada y señalada, las hay en cantidad. Algunas otras que siguen siendo poco visibles y aun así nos han tomado el pelo como corderos, siendo lobos, gracias a la simulación que tienen de ser buenos, sin si quiera conocer el concepto, mucho menos el significado.
El momento histórico en el que vivimos está atascado de simulaciones y no se separa tanto la realidad común de la distanciada vida social. Así en la pareja se hace creer que se vive feliz, aunque la convivencia sea sólo por compromiso, como entre las familias y la sociedad en general, en donde se sonríe y se saluda sólo porque se tiene que hacer, aunque se repudie, se desagradan y hasta se molestan, pero con tal de cuidar los modos se sigue simulando lo que no es y no será, es decir, la buena vida en la sociedad.
En el ámbito político, por ejemplo, existe una tremenda simulación, pues todos los partidos políticos son juntos y por separado la mejor opción (según ellos), y juegan con grandes campañas hasta encontrar el beneficio del voto de las mayorías plurinominales y externos, aquí todas las tribus y todos los grupos y todos los líderes son los más grandes, los que abonan más votos para ganar y quienes tienen más agremiados que ningún otro. Hay de aquellos y aquellas que solo van a la elección porque sus patrones les dijeron que eran las o los mejores o peor aún quienes porque los jefes de la empleada doméstica y el peón les comentaron lo que deben hacer si quieren recibir su pago, olvidando que les pagan por un trabajo y esfuerzo. No debemos vender nuestra voluntad por creer que tendremos un pago extraordinario, un día de descanso o simplemente ganar algún beneficio extra.
Ciertamente no podemos vivir pensando que nos quieren engañar o que la gente nos da muestras de afecto por algo a cambio, eso no es sano y no siempre la gente conspira en nuestra contra, pero si hay que ser cauteloso y sensibles a la verdad y la mentira, en cualquier ámbito en el que nos desarrollemos, procuremos que si hacemos alabanzas y felicitamos, o si agradecemos e invitamos, no nos veamos interesados sino atentos y honestos. Y como consejo, si hemos de tomar decisiones tomando en cuenta las procuraciones de los otros, consideremos la historia de las relaciones de esas personas para con nosotros y lo que pueden recibir o no, o si han de quedar bien a nuestros ojos.
No todo es bueno, pero tampoco malo, cuando se trata de que lleguen hasta donde te encuentres a ofrecer las perlas de la virgen. Hay personas que sostienen la voluntad de las naciones, que entregan sin recibir nada a cambio y no lo van diciendo ni llegan a convencerte de ser el gran personaje social; es más, quienes son y han hecho por la humanidad no lo andan publicando o mostrando, solo viven entre nosotros como uno o una más.
No simules lo que no eres, ni actúes creyendo en lo que alguien simuló ser para ti, antes comprueba, en lo que en Colombia es la hoja de vida y en México un curriculum vitae; si las personas que dicen ser son y si lo que digan que puedan darte lo den. México no necesita de más simuladores, ni de quien se deje por ellos engañar, lo que ocupamos es gente inteligente, hombres y mujeres de buena intención y proceder, ¡pero ya!

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