Opinión

La Alberca de Los Espinos

Por: Aidé Espinoza

Este lugar es un volcán apagado que en el interior de su cráter tiene un lago. Se le dio el nombre de “Alberca”, porque en su interior tiene un cuerpo de agua natural y el sobrenombre de “Los Espinos” determina a la comunidad que se encuentra en las faldas de este volcán.

Una vez más Michoacán nos sorprende con este fenómeno de la naturaleza, el destino en esta edición es el municipio de Jiménez, con la Alberca de los Espinos o Alberca de Santa Teresa.

Se decretó Área Natural Protegida en el año 2003. Se sitúa dentro del eje volcánico transversal, caracterizado por rocas volcánicas, cuyo origen se ubica entre la era terciaria y el último periodo cuartanario, hace diecisiete millones de años aproximadamente, se localiza en los límites de la denominada Ciénega de Zacapu. Su altura en la parte más alta del cráter es de 2,030 metros sobre el nivel del mar y en la superficie del lago de 1940.

En el interior del orificio se presentan tres tipos de vegetación, como es el matorral subtropical con especies como el copal, colorín, zapote blanco, pastizales y cactáceas; bosque de encino alrededor del lago, bosque de galería, en el que predominan sauces, fresnos, ahuehuetes y una arbustiva: el carricillo.

Un detalle interesante de este lugar es que, al ser humedal, hay una amplia diversidad de plantas con flores, entre las que sobresalen 4 especies de orquídeas. Alrededor de este volcán se encuentran zonas agrícolas y plantaciones de eucaliptos.

El cuerpo de agua tiene una forma semicircular, con un promedio de 370 metros de diámetro y una superficie de 11 hectáreas. La profundidad en la parte más honda es de 32.5 metros, en el interior se da el nacimiento de agua, lo que hace que constantemente se tenga una renovación de la misma; es decir, no es agua estancada, ésta mantiene a su vez las condiciones propias para el desarrollo y mantenimiento de la vida.

La tonalidad de sus aguas varía de acuerdo a la temporada del año, debido a los nutrientes que se acumulan en el fondo: caída de hojas, terrígenos y otros materiales orgánicos; estas variantes dan como resultados que el agua, al tener una circulación, tenga una coloración café oscura. Una vez que los nutrientes son tomados por el plancton, éste incrementa su densidad tornándose el agua de un color verde esmeralda.

En este lago habitan peces, como las carpas y peces de tipo charal. En su interior se guardan raíces, tanto fresnos como de sauces, cubiertas de algas verdes. La temperatura del agua fluctúa en el año desde los 15 grados centígrados hasta los 23.

Como se puede observar, este volcán apagado tiene una gran riqueza, no sólo en su vegetación, sino también en su flora y fauna. Este espacio funge como un refugio de aves migratorias, otras aves viven de manera permanente, entre ellas están las de tipo gallineta y las de rapiña, como el halcón y el águila.

Este paraje es un rincón de esparcimiento y recreación. Las actividades que se suelen realizar son la pesca controlada, el senderismo, la contemplación, paseos en lancha y nado libre.

Otras de las actividades que realizan los comuneros son la colecta de plantas medicinales y comestibles, la extracción de leña, de tierra y la caza.

Para descender al lago hay 4 veredas, tres de ellas están construidas a base de empedrado ahogado en cemento y en promedio tienen una longitud de 330 metros, mientras que el otro sendero fue hecho para descender a caballo y mide 420 metros. Cabe señalar que las pendientes no son muy pronunciadas.

En la parte alta del cono están dispersas 26 estructuras de metal, miradores y cenadores, el acceso es gratuito y está administrado por un patronato del ayuntamiento de la población de Villa Jiménez; durante el día hay vigilancia y, al ser un lugar seguro y tranquilo, está recomendado para todo tipo de persona que quiera visitarlo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *