Opinión

La verdad va unida a la libertad

P. Agustín García Celis

Una de las preguntas actuales que se hace nuestra sociedad moderna, es ¿Qué es la verdad? Una pregunta que ya desde la antigüedad, la sociedad se viene haciendo y que, en la historia bíblica, encontramos en la voz de Pilatos frente a Jesús. Por eso si alguien llegase a, afirmar que el posee la verdad y mientras ésta no sea testimoniada con su propia vida, sus palabras y sus acciones, dirán que es un iluso.

La libertad es susceptible a la verdad y la falsedad, en un sentido análogo, porque el ser humano en todas sus áreas es susceptible al error y la mentira, aunque consideramos la libertad en un sentido meramente formal, pero el actuar de la persona siempre obedece a una decisión personal.

Podemos decir entonces que la verdad y la libertad siempre van unidas, y debemos comprender que en una se encuentra la otra, al grado de verse afectada una por la otra. Por eso en la medida que la persona actúa con libertad, pero erróneamente, ella misma debe afrontar las consecuencias de sus acciones, y debe hacerlo en un clima de libertad, sin represión. Sin embargo, muchas personas no quieren afrontar las consecuencias de sus actos y buscan en quien descargar su culpa.

Si cada uno de nosotros entendiera que su actuar, con responsabilidad, es indispensable para que la descomposición del tejido social encuentre un cauce; si cada uno de nosotros se atreviera a conducir su vida justamente mediante la verdad, nuestra sociedad iría cambiando y fuera un clima de paz el que nos acompañaría. Aunque no es esta la situación actual, pero muchos ciudadanos seguimos con la esperanza de que todo puede ser diferente.

La corrupción es un atentado contra la verdad y la justicia, por eso son muchas las interrogantes sobre este tema y muchos los acontecimientos que a diario se presentan en nuestra sociedad y que nos siguen violentando y lastimando el tejido social: ¿Cómo podría ser feliz un hombre si es esclavo del mal uso de la libertad y la verdad de otro? Lo mejor sería que cada persona descubriera el valor de la verdad y la libertad, para vivir sin la intensión de ir contra de los demás, sino siempre en beneficio de todos.

Debemos proponernos ser personas responsables al hacer uso de nuestra libertad, con la intención de crear ambientes sanos, donde se vayan desarrollando buenos ciudadanos, capaces de respetar la libertad de cada uno, sin violentar a la sociedad al proponer la verdad. Debemos superar esa pretensión injusta, de desear que los demás asuman nuestra verdad aun por encima de su voluntad y libertad.

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