Opinión

Un propósito para no perder la esperanza

P. Agustín García Celis

Muchas de las personas en la actualidad, se consideran enamorados de este mundo, y se han maravillado por toda la creación, como también la mayor parte del tiempo lo gastan en las redes sociales y en todos los inventos tecnológicos. Es verdad que vivir es mejor que no vivir, existir es mejor que no existir. Sin embargo, debemos entender que nuestra vida no depende intrínsecamente del mundo, aunque consecuentemente si nos vemos afectados por los cambios y la serie de acontecimientos que se dan a nivel global.

Muchos tratamos de asegurar nuestra vida, y de hecho se crearon los seguros médicos, con esta finalidad; aunque en el trasfondo de éste negocio hay otros intereses donde se busca ganar o aprovechar esta debilidad de la persona para acrecentar una fortuna económica y material.

Otras maneras de asegurar la vida, son aquellas tantas mentalidades que limitados o mermados en su fe, pretenden agarrar su vida de las ideologías subjetivas, tratando de encontrar consuelo en una alienación ideológica y allí aferrándose a la vida y  controlando todos sus miedos a perder la vida.

Hay otras tantas maneras de afianzar la vida humana. Sin embargo, hemos de tener un propósito más grande y sublime, más puro y más seguro, en el cual depositar toda nuestra esperanza, de tal manera que nos permita trascender de lo material a lo espiritual.

Si nuestra vida se afianza en algo más grande y trascendente, las dificultades y problemas serían más fácil de afrontar. Por ello podemos darnos cuenta de que es necesario tener un propósito en la vida que sea más alto, que solamente de este mundo, porque si vivimos para morir, morimos en vida y desaprovechamos el tiempo, las amistades y todo lo que puede ayudarnos para ser felices.

Si nuestro propósito en la vida se aferra a lo que nos puede ayudar a trascender, en nosotros se fortalece la esperanza y la confianza, estas son como un terreno sólido en el que se crean proyectos y se toman decisiones firmes, de las cuales nos apoyamos para seguir en buen propósito.

A nuestra sociedad le hacen falta más personas con buenos propósitos arraigados en una vida trascendente, que nos lleve a pensar en grande y alto, que nos dé la oportunidad de abrazar los valores con alegría y vivir libremente sin apegos humanos, materiales o de este mundo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *