SINOPSIS POLITICA 1155

LOS “INCOMODOS” EXITOS DEL GOBIERNO DE ZITACUARO

   Nada existe más falso que un político asegure que desea que a su adversario en el poder le vaya bien, “porque así le irá mejor a todos los ciudadanos”. A pesar de la hipocresía que encierra, esa frase es común entre los partidarios de todas las fuerzas políticas cuando son oposición, aun cuando saben y les consta que sí al adversario le va bien, que gestionen y realicen obras de impacto social, difícilmente podrán desplazarlo del poder.

Aunque le busquen defectos de origen a las edificaciones y critiquen las decisiones y acciones, al final todo lo negativo que pueden atribuir al contrincante chocará con la realidad que se impondrá. Y a mayor resistencia y descalificación, más grande y exitosa será la difusión que el equipo del criticado realice.  Pues le estarían dando más argumentos, elementos y armas para crecer. En tanto el detractor perderá credibilidad al denostar sin aportar elementos probatorios, ni las denuncias respectivas ante las instancias correspondientes.

A los críticos sólo resta estar atento a los errores, deficiencias, abusos y excesos para documentarlos, acreditar y demostrar los latrocinios. Supervisar con especialistas que los materiales empleados en las obras sean de calidad, que la inversión ejecutada coincida con la programada, que la transparencia en el uso de recursos sea efectiva.

Precisamente en materia de transparencia el gobierno municipal de Zitácuaro fue homenajeado, recibiendo hace unos días un reconocimiento de manos del mismo Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; galardón que entrega una revista especializada en el tema, previos estudios que realiza para legitimar la autenticidad de los méritos que serán retribuidos con el premio.

Respecto a dicho “reconocimiento”, resulta pertinente hacer algunas precisiones:

Primero, tomar en cuenta que después de la nefasta administración municipal que presidió Juan Carlos Campos Ponce y su pandilla de incondicionales delincuentes, algunos cobrando en los actuales gobiernos estatal y municipal, cualquier mandatario mediocre hubiese brillado. Es decir, luego de la ineptitud y la voraz rapiña de los políticos anteriores, un ayuntamiento con un poco más de pericia y menos hambre, estaría en condiciones de entregar buenas cuentas a una sociedad a punto de acostumbrase al saqueo, a la que la corrupción no le sorprende y ve como una práctica cotidiana y normal entre la clase gobernante.

No obstante, se debe aclarar que no representa ningún mérito que los servidores públicos cumplan las obligaciones que adquirieron, por las que además se les paga, y bastante bien. Por eso no se justifica que al interior del ayuntamiento de Zitácuaro exista algarabía porque fueron reconocidos por ser una de las administraciones más transparentes del país.

Ciertamente, además de alimentar egos, el que se califique de transparente el ejercicio de un gobierno, es sinónimo de orgullo e incentivo a la autoridad para fortalecer aún más los procesos de control interno. Sin embargo, la mayoría de esos “reconocimientos”, que a veces compra la autoridad “galardonada”, resultan una carga para las arcas públicas; es decir, los contribuyentes son los que finalmente terminan pagando las ansias ególatras de sus gobernantes y funcionarios. Ojalá no sea el caso. No obstante, el mejor reconocimiento es el que otorgan los ciudadanos (los gobernados) y al respecto, en materia de transparencia precisamente, se nos ha quedado a deber.

Por ejemplo, aún no ha quedado claro cuánto pagó el ex alcalde Juan Carlos Campos Ponce por las copias certificadas, copias de expedientes y archivos que le proporcionó el Secretario del Ayuntamiento a él y a los amigos de ambos para que puedan fabricar elementos de defensa y evadir la acción de la justicia por los ilícitos y latrocinios cometidos en perjuicio de todos los zitacuarenses, excepto los que se favorecieron con los hurtos. Ignorándose a la fecha la cantidad exacta que el ex munícipe pagó al municipio por dicho servicio y donde esta ese dinero. Conductas que no reflejan transparencia, ni mucho menos resultan ejemplares, como para que sean objeto de premios y “reconocimientos”.

Tampoco se ha transparentado si es verdad o no que el Secretario del Ayuntamiento ordenó que se favoreciera, descontando una cantidad considerable de impuesto predial a decenas de propiedades de una de las familias más acaudaladas de la región. Desconociéndose a la fecha si efectivamente se realizó tal rebaja, porque concepto, a cuánto asciende y si el mismo descuento se aplica también a ciudadanos comunes, desprovistos de poder económico y político.

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