Editorial

Una sociedad desquiciada

Una sociedad desquiciada

P. Agustín García Celis

Actualmente en la sociedad nos estamos enfrentando a algunos fenómenos sociales, que nos están forzando a adoptar nuevos valores y maneras de vida. Al grado de que, debemos adaptarnos día a día a lo nuevo, a lo actual o perderemos el ritmo social.

Es normal sentirse nervioso en algunas situaciones sociales, pero la sociedad actualmente nos está llevando en un ritmo y un rumbo incierto, al que vamos caminando con temor y temblor, a ser presa de la cultura actual y del nuevo orden mundial, quedando indefenso ante las nuevas ideologías y corrientes de pensamiento.

En el presente la sociedad vive bajo un trastorno de ansiedad social, o fobia social. Las interacciones del diario causan muchísima ansiedad, temor, inseguridad y vergüenza por miedo a la opinión de los demás. Ya que ahora los medios de comunicación han hecho más accesible la información, pero también nos hace más vulnerables a la desacreditación de los demás, sin fundamentos o sin conocer dicha situación.

El trastorno de ansiedad social provoca una evasión de las responsabilidades, una alteración de los roles sociales, poniendo en tela de juicio los valores y las normas, al grado de enjuiciar cada acción que realiza la persona. Se le juzga si no tiene autoridad, se le juzga si lo hace mal, se le juzga si no se está de acuerdo a los intereses sociales, se le enjuicia si aplica la ley,  se le cuestiona si hace presente la disciplina y todo esto nos lleva a un caos social que desencadena una serie de hechos que tienen que ver con el trastorno social.

El estrés intenso puede afectar la rutina diaria, el trabajo, el estudio y otras actividades, pero sobre todo, lleva a la persona a vivir bajo un yugo que no es tan llevadero. Esta serie de padecimientos en la sociedad ha desencadenado nuevos retos sociales para las generaciones actuales, y ha vulnerado la comodidad de lo que ya era estable y parecía ser un asunto resuelto en la sociedad. Todo este estrés social ha sido causa de nuevas enfermedades y de cambios sociales.

La familia ha sido una de las instituciones que ha resultado herida por todos estos cambios, ya que las relaciones no son estables y los asuntos familiares parecen ser más fáciles de resolver en esta cultura del descarte, “me siento bien, entonces me quedo; me siento mal, entonces me voy”. Vivimos bajo este trastorno social que ya no importa la persona, sino los fines y la comodidad.

El trastorno de ansiedad social es una afección crónica de salud social, pero aprender a hacer frente a desafíos o situaciones ya es muy accesible, porque es muy fácil encontrar en internet recetas, terapias y un sinfín de caminos para superar esa ansiedad social.  Sin embargo, la solución está muy lejos de llegar a la sociedad.

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