Despertar de la tierra

Los venenos del hombre

El hombre, en su afán de mantenerse más tiempo con vida en la tierra, aunque no sepa cual sea su función, ha inventado maquinas capaces producir alimentos que no se degradarán de manera rápida, como lo hacen de manera natural. Eso ha producido una industria enorme y mortal a largo plazo, ¿A quién le importa que se mueran a los 80 años de cáncer, hipertensión o degradación orgánica debido al consumo de alimentos industriales? ¿Si a cambio te permiten vivir más tiempo, ¿Vale la pena ese sacrificio? Luenga vista pareciera que sí, que la estadística de los años sesenta dijera que la esperanza de vida en Europa era de 70 años, mientras que en México apenas alcanzábamos los 60 años, y usando a la industria la aumentaste a 85 en Europa y a 75 en México.

Sabemos que, efectivamente, muchas de las muertes se debían a la mala alimentación y por comidas en mal estado, eso era aliciente moral para la ciencia y justificara la introducción de alimentos que durarán más tiempo y pudieran alimentar a más personas y retirar a las enfermedades propias de la mala o falta de alimentación de las causas de las muertes comunes, pero tanta bondad tenía un trasfondo malvado, que la tela delgada de empatía con la humanidad tapaba, y era que todos los alimentos o productos fabricados por la industria traía consecuencias funestas a largo plazo, incluidas las vacunas.

Las multitudes cayeron rendidas ante las bondades de los alimentos industriales, los veían como los salvadores de miles de madres que perdían la vida en las cocinas, y la creencia falsa de que sí las comidas no han sido tocadas por la mano del hombre, eran sanas, no tenían ningún virus o bacteria nociva para la salud del consumidor. Algo bastante lógico para las mentes comunes, pero algo inaceptable para la mente ágil y amante de la vida: sí el hombre es un conjunto de virus, bacterias y hongos trabajando en simbiosis, ¿Por qué le serían dañinos algunas cepas de bacterias, hongos o virus?, si al contrario les serviría esa intercomunicación e intercambio de información. Algo que no aceptaron los científicos y crearon sus propios patrones para normalizar todo lo que fabricaban.

Pero sabedores que en determinado momento la mentira saldría a la luz y serían cuestionados, inventaron un organismo regulador, que les daría tiempo de salvar el mercado, mientras justificaban las bondades de sus productos. Ahora sabemos, a ciencia cierta, que todos los productos que se introducen al cuerpo y que deben cumplir una norma, tienen alguna modificación realizada por el hombre y que esta modificación está en los límites de ser un producto industrial contra uno alimenticio. Algunos alimentos, basta una sola molécula de algún elemento químico para ser plástico, sin embargo, mientras cumplan con ciertos parámetros que no dañan la salud a corto plazo, para que no puedan tener reclamos de inmediato y puedan salir del mercado.

Cierto es que la mentira está saliendo a la luz, ya no es tan fácil que los alimentos procesados sean consumidos por la mayoría de las personas, hay más conciencia y se busca más aquello que se denomina orgánico. Algo común en las comunidades pobres, por alguna razón los pobres de comunidades alejadas viven más tiempo, irónicamente y con mejor salud, aunque no tengan el poder económico ni el acceso a los servicios básicos. Algo que ha desbalanceado al sistema, las personas consientes anhelan vivir en comunidades alejadas de la modernidad que, sí bien nos trae beneficios, también nos trae su carga de maldad, y esta la vemos reflejada más en los venenos que nos comemos, que al ser en dosis muy pequeñas no se refleja su potencialidad al momento, pero sí se va acumulando, provocando daños serios a la salud.

Lo que consumimos, comúnmente, tiene dentro de sus ingredientes metales peligrosos como aluminio o mercurio, causantes de los males renales más comunes, y son tan cínicos, y nosotros tan desvergonzados, que ellos disfrazan de salud la enfermedad y nos venden la cura para mantenernos cautivos y nosotros les creemos todo, incluyendo la supuesta salud que proveen, solo por la flojera de cultivar nuestro propio alimento y de cocinarlo de manera adecuada. Nuestra desvergüenza raya en lo grotesco, nuestra desvergüenza raya en el suicidio, nuestra pereza nos está mandando al matadero y nos llevamos de paso a los que no tienen conciencia aun del peligro que corren, está la industria minera libera mercurio, este al integrarse al mar, lo absorben lo peces pequeños y estos los liberan al ser comidos por peces más grandes, y al comerlos nosotros ocurre lo mismo y si lo consume una mujer embarazada, esta lo transmite al feto.

Otro alimento procesado, que contienen metales pesados, son los dulces, que pueden tener aluminio, metal que se usa en el proceso de coloración, el exceso de este metal provoca problemas cerebrales, como Parkinson o Alzheimer.

Los alimentos que más consumimos y qué son potencialmente dañinos por el tipo de proceso y por los elementos químicos que se usan, tenemos al Jarabe de Maíz de alta fructuosa, causante de obesidad, resistencia a la insulina y enfermedades del corazón, usado en muchos alimentos como endulzante. Otro de los alimentos, son las llamadas grasas trans, usadas en muchos alimentos, como galletas y helados, lo que produce su consumo a largo plazo o excesivo, son enfermedades cardiacas, diabetes o cáncer. Los saborizantes artificiales presentes en los dulces, refrescos y galletas, son altamente nocivos y muy adictivos, existen más de cien distintos aditivos químicos dentro de los saborizantes y se relacionan con la aparición de alergias, alteración de la conduta e hiperactividad.

El glutamato monosódico, está presente en los alimentos salados, como las papas fritas, usado en sustitución de la sal común y como conservador, es de los venenos más potentes legales, a la larga produce dolor de pecho, taquicardia y neuralgia, y como es altamente adictivo, con proporciones similares a una droga, te genera ansiedad y necesidad de consumir más el alimento que lo contiene. La evidencia la tenemos en su uso con las frituras y la sensación de que las comidas comunes están sosas y que requieren la adición de más sal.

Los colorantes, se encuentran en prácticamente todos los alimentos industrializados y, al igual que el saborizante artificial, los problemas más comunes a la salud son las alergias, congestión en los senos paranasales, hiperactividad, trastornos mentales, son usados con permisos en golosinas y postres, y todos señalan que cumplen con la norma o que se le adicionan las cantidades permitidas por una autoridad de salud. Esa autoridad es la misma que se queja que la población mundial tiene problemas serios de salud, los venenos más usados como edulcorantes son: el aspartame, la sucralosa, el acesulfamo potásico, neotame y la sacarina, todos ellos con contraindicaciones de salud, junto con los saborizantes y colorantes.

Tenemos la mezcla perfecta para la perdida de salud: los conservadores, estos últimos producen daños a la salud específicos de cada uno, el antioxidante E-319 o THBQ, produce nauseas, tinnitus y vómitos, los polisorbatos, provocan infertilidad y anafilaxis; los BHT provocan problemas renales; el Benzoato de Sodio provoca reacciones alérgicas y es cancerígeno; los sulfitos, provocan asma; el nitrito de sodio, usado como fijador de color en los derivados de la carne, que se usa en conjunto con el nitrato de sodio y el nitrato de potasio, pueden causar cáncer al consumirlos, aunque a los alimentos les evita ser contaminados por bacterias; los antiespumantes usado en los pollos molidos son relacionados con tumores de estómago y daños al ADN de las personas; los anti aglomerantes, como el fosfato, carbonato, silicato y aluminio, que se usan para absorber la humedad de los alimentos y se añaden a los productos en polvo o deshidratados, están vinculados a la aparición del Alzheimer.

Es curioso, que uno de estos anti aglomerantes llamado silicato de aluminio es usado en la vacuna de la gripe; los emulsionantes, que son principalmente aceite vegetal bromado, polisorbato 80 y carragenina, los encontramos en la leche con chocolate, el helado, el queso cottage, en las jaleas y en los alimentos para lactantes. Adicionalmente, los alimentos antes del proceso ya pueden contener altos grados de sustancias químicas dañinas para el cuerpo humano, por ejemplo las verduras y frutas contienen altas cantidades de herbicidas, fungicidas e insecticidas que son absorbidas por las plantas y los animales, que al ser consumidas nos las transfieren al cuerpo. Lo mismo pasa con los químicos que se usan para darle volumen a los músculos de las aves y ganado en engorda utilizado para consumo humano, estas hormonas se trasladan al cuerpo humano justo al momento del consumo.

Ya nada está a salvo de ser contaminado, los alimentos cada día están menos limpios y menos sanos, la tierra, el agua y el aire transportan miles de sustancias que son potencialmente dañinas al cuerpo. Son pocas las áreas de cultivo sanas, pocas las que podrían considerarse orgánicas, ni siquiera las que cultivan de manera tradicional usando fertilizantes orgánicos y usando insecticidas biológicos se salvan de ser contaminados por las los vientos que arrastran las moléculas o pólenes modificados, o las aguas que traen dentro de sus cuerpo productos tirados kilómetros atrás, el hombre está en la encrucijada que no vencerá, el tiempo para salvar a la humanidad se acabó, todo el daño causado por seis décadas de ciencia al cuerpo, llega a su fin como experimento.

El hombre empezará a morir por su ego, que lo hizo creerse dios, la pandemia que hemos sufrido por más de año y medio nos dio una probada de lo que puede pasar con los cuerpos dañados y las mentes débiles, la inmensa mayoría de muertes fue en personas con males de salud, debilitadas, cansadas y con males crónicos, la siguiente no sabemos como llegue, pero de algo si estamos seguros, que la industria nos salvó de morir antes, pero no de morir en paz, los dolores serán fuertes y tenemos que soportarlos, pues los provocamos por nuestra desvergüenza, por nuestra pereza y por el ansia de poder de la industria, que casi podría asegurar que sus dueños no consumen lo que producen, solo nosotros con mentes débiles les creemos.

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