Opinión

Despertar Poético

Despertar Poético

Todos somos uno
Es muy complicado entender un concepto tan subjetivo, como interesante: “todos somos uno”. Esa frase encierra un pensamiento de profundo esoterismo, una cosmogonía de magnitudes brutales, aunque no la logremos entender del todo. El manifestar ante una sociedad decadente que todos somos uno, esta asimila de inmediato a la ley de derechos humanos establecida primero como Declaración de los Derechos del Hombre en la Asamblea Nacional Constituyente francesa en 1789, y después refrendada en 1948, en la declaración de los derechos humanos en la Organización de las Naciones Unidas, y podríamos pensar que así, de esa manera se establece la sensación o percepción de igualdad y la inclusión del individuo en el todo social, así ante esas reglas, “todos somos uno”.
La sociedad en su conjunto pensará que sí, que las leyes deben crearse e implementarse, para que el individuo se sienta parte del todo social y que solamente en base a leyes del hombre puede manifestarse esa igualdad y de esa manera podamos identificar al hombre como un solo ser, que a veces se nombra como: sociedad, pueblo, muchedumbre, conglomerado, o gente; aunque las leyes del hombre solo se llamen preceptos legaloides, porque no son leyes, y no son leyes porqué se pueden modificar, violar, saltar, soslayar, no se cumplen a cabalidad, pues son subjetivas y sujetas a la interpretación. Mientras que las leyes son aquellos preceptos que no se pueden brincar, ni violar, que son y sus consecuencias suceden, aunque no las conozcas.
Hasta allí podríamos entender a las sociedades como un ente totalitario: sí, como un todo social solamente, como que “todos somos uno” ante la ley del hombre. Sin embargo, la frase “todos somos uno”, va vas allá de eso, tiene una raíz teosófica muy profunda, que nos lleva al mismo origen de la vida, a aquel lugar inexplorado por la mente humana que se llama ain, o el resguardo de almas o chispas divinas o monada.
La ciencia, al día de hoy, puede responder de manera técnica la igualdad de los hombres en cuanto a su conformación fisicoquímica y biológica, pues todos los seres vivos compartimos patrones vitales y todos nos necesitamos para mantener el equilibrio de una vida mayor que es la tierra. Todos los seres vivos tenemos elementos químicos que nos democratizan, todos los seres animados tenemos células que nos conforman y toda sociedad tiene por objetivo mantener a un ser superior con vida.
Quizá ahora solo sepamos que los átomos son el organismo vivo más pequeño que hemos estudiado mayormente y que se desplaza en el espacio-tiempo mediante energía, y que estos átomos están en nuestra composición biológica, aún no vamos en nuestro estudio más allá de protones y neutrones en la inmensidad de lo diminuto, también más allá de lo descomunal del cosmos, solo sabemos que existen elementos masivos como galaxias, agujeros negros y sistemas solares. La ciencia humana no va más allá, al menos no lo sabemos aquellos que pertenecemos al pensamiento común, sabemos sí, que oculto por ahí, hay un pequeño grupo de seres superdotados que van más allá de ese conocimiento, basado más en la teosofía, que en la ciencia.
La teosofía es una rama antigua y abandonada del conocimiento, que empezará a tener mayor relevancia en estos días donde los acontecimientos sociales y naturales se van a manifestar con extrema brutalidad.
Hablando de la democratización de los elementos que nos conforman como seres vivos, entendemos que todos compartimos composición química, los mismos elementos químicos que hay en la tierra en todas sus variantes están en la composición de todos los seres vivos, en mayor o menor medida, eso nos hace parte de un todo, así podríamos decir que “todos somos uno”, al momento en que tenemos los mismos derechos y tenemos una composición química y bilógica de igual magnitud, entre humanos y seres vivos, si entienden como seres vivos únicamente a plantas, animales y seres humanos, están equivocados, las rocas son seres vivos y seres energéticos, con otras líneas de tiempo y con otro tipo de evolución, pero vivos al final; así que podríamos decir que toda la creación “somos uno”, pero no…
Hay aún algo más profundo que lo complementa, eso que la teosofía estudia, que es la sabiduría eterna, el conocimiento que no tiene edad, ni está sujeto a las leyes del espacio-tiempo, esto es el conocimiento de los ciclos naturales de los elementos (química), y es que todos los elementos de la vida son eternos, que permanecen en el universo, vibrando, moviéndose, a veces solo se elevan y otras se caen en valles y crestas interminables, regidos por la ley de la vibración, y estos han pasado por todas las vidas, todas las creaciones, se han materializado en todos los seres, tienen la memoria de todos los seres, porqué a todos pertenecen.
Estos elementos guardan en su memoria interna toda la vida y todas las vidas en las que se han incorporado, no podríamos afirmar si por un plan superior o por la casualidad, estamos convencidos de que la casualidad no existe, existe la causalidad, y basado en esa causalidad, todos los hombres compartimos una memoria universal, inmersa en la memoria de cada átomo que ingresa al vehículo o cuerpo físico, y que no hemos aprendido a leer. Algunas personas han declarado que existen registro akáshicos, que se considera un compendio de los acontecimientos, pensamientos, palabras, emociones e intenciones universales, que han ocurrido en todos los tiempos, pasado, presente y futuro, en todas las representaciones de la vida, están codificados en un plano no físico, sino energético.
Podemos ejemplificar con el agua, el elemento más abundante en esta tierra. Una gota de agua tiene un ciclo bastante sencillo de entender y como es recurrente, podemos iniciar en cualquier etapa de su composición. Iniciaremos en un manantial, el ser vivo, llámese animal, vegetal, mineral o humano la toma o bebe, como se entienda la manera en que la hace ingresar a su cuerpo esa gota de agua. Este cuerpo la impregna de su energía, de su información y la desecha, en sudor, evaporación, fotosíntesis, desecho vía física, y está gota se convierte en vapor gracias a la acción del sol, allí se purifica y se eleva en forma de vapor, en la atmósfera, se condensa y se convierte nuevamente en gota que llega a la tierra y se integra nuevamente al manantial.
En una ocasión fue parte de un mineral y adquiere su información, en otra ocasión perteneció a un ser vegetal y adquirió su información, en otra ocasión fue parte de un animal y adquirió su información, en otra ocasión fue parte de un humano y adquirió su información, así cuando nosotros los hombres bebemos una gota de agua metemos a nuestro cuerpo la información de toda la creación, así Dios está en todos nosotros, porqué los grandes maestros, como Jesús el Cristo que ha vivido nueve veces en la tierra, ha tomado esa agua que sigue eternizando el ciclo y entrando y saliendo en todos nosotros.
Esa democratización también aplica para el aire, tierra y fuego, que es el sol, todos los elementos han ido impregnando en todas las edades a todos los seres y de cada uno de ellos ha tomado información y la ha compartido, sería interesante viajar a otros mundos, a otras ideas con el simple hecho de poder despertar toda la información que tienen los elementos que integran nuestros cuerpos, sería interesante poder pedirles que nos descarguen la información que llevan dentro de sí, entendemos que la forma de hacerlo es mediante el uso de las energías sutiles que tenemos todos los seres, que podría asimilarse a un reproductor de discos, tenemos el reproductor integrado, nos ingresa el disco en forma de agua, aire, tierra y sol y no la encendemos, entonces la información allí se queda, pasa, se va, regresa y se va, así nos la pasamos toda la vida, sin que podamos integrar el todo en nosotros.
Por ello, seguimos en el modo mental, creyendo que esta vida imaginaria que tenemos, es la única, que el destino que nos llega, es solo eso: «destino», y no una causalidad provocada por el libre albedrío, creemos que la imagen social es una y que somos individuos, solitarios, sin ninguna conexión con los demás seres, ni humanos, ni animales, ni plantas, ni minerales, vivimos en una separación constante que solo es creada como imagen en la mente.
Sería interesante ver cómo las personas empiezan a descubrir los poderes dentro de sí, ver como empiezan a descubrir el todo que son, a ver sus partes infinitas en su mundo llamado cuerpo como están conectadas a otros cuerpos mediante una red intrincada de líneas energéticas que se pierden en el cosmos y sería interesante ver como llegan las energías del cosmos y se integran a nuestro cuerpo.
Ahora, ese poder solo lo tienen aquellos que no han estudiado la teosofía, lo tienen solo los elegidos que tienen el alma pura, que han sabido conectarse con su «Yo» divino, que son uno con el todo, pero es hora, de que todos nos unamos en el «Yo» universal, en el todo, no solo en la aceptación de que todos somos uno en derechos, ni de que todos somos uno en composición química y física, sino que todos pertenecemos a un todo makrouniversal, donde no existe el espacio, ni el tiempo, de allá, de donde venimos, de allá, a donde vamos, como ondas de energía que se desplazan elevando y bajando sus campos.

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