Opinión

POSDATA (ARENA SUELTA)

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS

El ser humano, que debería buscar una estabilidad emocional de manera constante, quien debiera ser un conciliador nato, el que, siendo cuerdo y superior a las especies vivas, supuestamente, sería el encargado de mediar, de procurar y hacer que, además de preservar la especie humana, se preocupase de manera constante por las demás criaturas con vida sobre la tierra, pierde constantemente la razón de su existencia sobre el planeta.

El hombre de la actualidad tiende a perderse en nimiedades, les da demasiada importancia a temas que con sólo hablar y escuchar se podrían resolver, lejos de buscar la asamblea para los acuerdos. Cuando si acaso logran reunirse, son muy pocas las ocasiones que las hacen para escuchar todas las voces; antes, al contrario, se impone la ley del más fuerte. Son pocos los momentos en los que de manera colegiada triunfa la razón y la justicia, pues siendo honestos, hay algunas veces que sólo se asiste a alguna reunión, por requisito, porque las decisiones ya están tomadas.

Los sectores obreros, campesinos y el más grande de los sindicatos que hay en México, incluso en América Latina, que es el gremio magisterial, han servido para ser brazos de los partidos políticos. Sí, de esos partidos que nos han ofendido, porque entre sus filas han tenido a presidentes, gobernadores, diputados y senadores, que han hecho mucho daño al país y los líderes de las organizaciones han permitido muchos atropellos. Tiene tiempo que no se conoce de un hombre o una mujer que, a la cabeza de alguno de estos movimientos, se sostengan sin haber obtenido riquezas inexplicables, sin haber logrado un cargo plurinominal o por elección popular, dejando entre ver que entregaron a sus seguidores a cambio de vivir él o ella, solos, o con su familia, bien, muy bien o excelente.

Nos debe preocupar el grado de estrés en el que vivimos, y que seguramente ahora que experimentamos una etapa muy suigéneris, ira aumentar, y que nos lleve posiblemente a elevar nuestro grado de ansiedad, al no poder ir y venir de donde queramos, y nos alejemos de la calma, y que lejos de que ésta etapa nos fortaleza y nos una, por el contrario, separe parejas, deje ver a los verdaderos sujetos que somos y que en lugar de adorar al matrimonio, de respetar al vecino y de venerar el bienestar, nos preocupemos porque, quien vive al lado, ponga música que no nos gusta y le reclamemos, porque el de enfrente no se peine o no se levante temprano y hasta eso nos haga daño, temas personales que nuevamente nos alejan del respeto y el acuerdo colectivo.  

Imaginemos un mundo donde se respete la asamblea y el pluralismo, en donde todos compartamos. Pensemos en una colonia en donde cuando uno habla el otro escuche, en un lugar en el que se le sonría al que piensa diferente y no se le ataque, en una comunidad en la que sin que se obligue se respeten las leyes de la tierra y las leyes divinas ¿No sería estupendo? ¿No sería en donde quisiéramos estar todos y desearíamos dejar eso a nuestra descendencia?

 Posiblemente sea una utopía, pero si pudimos soñar en volar y volamos, si no pensamos en que avanzaría la tecnología como lo ha hecho con la inventiva humana, si hasta se hoy se sabe que el agua del mar se pueda beber con los nuevos inventos, se ha pisado la luna y cargamos nuestros datos en microchips, porqué pues, si podemos avanzar en lo material no avanzamos en lo humano, en lo interno, o por qué no se vuelve a la tierra, al aire, al fuego, al agua, y les miramos con el respeto que los cuatro elementos nos muestran, cada que les respiramos en el bosque, nos bañamos en el rio, cocinamos con él o cultivamos en ella.

Es posible una convivencia sana, depende del respeto mutuo entre el género humano, incluyendo a todo ser vivo.

Dejemos de buscar pleito, evitemos el conflicto personal y el que hacemos con el prójimo, nos lo va a agradecer el alma, nos lo van a aplaudir los demás. Si dicen que las palabras convencen, pero el ejemplo arrasa, imagine todo lo poderoso que puede ser el bien, el bien vivir, el bien actuar, el bien alimentarnos, todos esos bienes. Toda esa palabra tan corta que, como muchas otras que son también pequeñas, como, por ejemplo, el amor, son en pocas letras, pero despiertan las sensaciones más sublimes, y las formas más grandiosas que conocernos y descubrimos, momentáneamente o para siempre, pero que en todo momento nos deben recordar lo que somos: hombres y mujeres de bien, para el bien y por el bien.

P.D. Éste espacio, como los espacios que sean ocupado en otros escritos que hemos elaborado, no son en ningún momento sermones o letras al viento, para persuadir de nada, al final cada uno vivimos como queremos, podemos o deseamos, pero sí es, en sí, el pensamiento personal, que tiene como propósito compartir una visión de la vida, de las cosas y circunstancias que benefician o aquejan al hombre y la mujer, que amando las letras puedan leer, pero sobre todo que siendo pensantes quiera pensar un poco más y a la vez reflexionar.  

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